por Renée de la Torre (Profesora-Investigadora CIESAS Occidente, México)
Visto desde afuera, a menudo se asume que México es uniformemente cristiano y católico en su historia y cultura actual. Pero la historia de México incluye un fuerte estira y afloja entre las fuerzas religiosas y seculares, uno que hoy está entrando en un nuevo capítulo.
El campo religioso mexicano transita actualmente del catolicismo monopólico a la diversidad cristiana. Esta nueva condición requiere políticas que promuevan una cultura pluralista [1] y nuevos modelos de colaboración entre las iglesias y el Estado. Al mismo tiempo, México vive en el umbral histórico entre un laicismo radical basado en el principio de separación Iglesia-Estado y un nuevo laicismo más matizado. No está claro si este umbral de cambio de su laicidad se dará bajo un modelo cooperativo entre el Estado y las iglesias, si éste sucumbirá a las presiones de grupos cristianos que demandan libertad religiosa, o si estamos asistiendo a la reanudación de un viejo conflicto anticlerical.