Por María Bargo
Fotos de L’Osservatore Romano
Demás está decir que el segundo viaje de Francisco a Sud América ha dado y está dando que hablar. Como todos, éste tiene razones políticas, es decir, se vincula con intereses y hasta necesidades de la Iglesia. Pero no solo encandila y alegra a los que quieren una Iglesia más cercana y aggiornada, también genera reacciones y llama la atención de los que creen que el papado está hoy cubierto por una “obscura nube” [1].
Francisco del Tercermundo, se asemeja al de Asis no solo por su nuevo nombre, sino también por sus tendencias y actitudes “austeras”, y por su amor a las creaturas [2]. En la Encíclica Laudato Sí´ que salió a la luz hace pocos días, admite lo inspirador que supo ser el texto de San Francisco de Asis que alaba al Señor por su creación. La Encíclica (¿neo-indigenista? ¿eco-sensitive?), presenta a la ecología como una cuestión moral- humana. La crisis medioambiental, dice Francisco, demuestra la pérdida de la identidad, la degradación y la ruptura del lazo social: la crisis espiritual. “Loado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce frutos con coloridas flores y hierbas”, cita, y explica que entre los maltratados y abandonados “está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22)”.
El enfrentamiento a lo material [3] es un clásico en el catolicismo, pero tanto Laudato Sí´ como su Discurso ante los movimientos sociales en Bolivia, no son únicamente una separación del plano terrenal, una separación de lo mundano. Francisco, por lo menos en lo discursivo, critica tanto el “abuso” que hace el Norte sobre los recursos naturales y humanos del Sur, como el mercado que “no garantiza el desarrollo humano e integral y la inclusión social”, la concentración del poder en manos de unos pocos y la confianza en la “falsa” regulación del mercado.
“Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco”. Frases de este tipo, bien situadas, caracterizaron su pronunciamiento. Le habló a los que se acercaron y supo con qué. A los que tienen “sed de justicia”, a los excluidos para que se escuche su clamor, a los campesinos e indígenas avasallados por las grandes corporaciones, a los cartoneros que formas cooperativas y a los obreros que recuperan sus fábricas. Refirió a la “Patria Grande” y a los ataques que esta identidad sufre “tal vez porque nuestra fe es revolucionaria”.
Conciliador, pidió perdón por las ofensas y crímenes contra los Pueblos Originarios “durante la llamada conquista de América” (cursivas mías). Moderno y ecuménico, remarcó que “Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio de la interpretación de la realidad social, ni la propuesta de soluciones a los problemas contemporáneos”, y concluyó su discurso pidiendo- como de costumbre- que recen por él, o, en su defecto “que me piense bien, que me mande buena onda”.
Pero estas “aperturas” producen “cierres”. De hecho, un día después de su paso por Bolivia recibí el boletín Nro. 1333 de “La Botella en el Mar”, escrito por Cosme Beccar Varela [4], titulado «¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS»!
Presentó diversas objeciones al discurso papal (como al “ataque” a la “gloriosa Conquista de América” cuando “más que una Conquista fue una evangelización y una enseñanza de una cultura mil veces superior al canibalismo de las grandes tribus de indígenas”). Su principal crítica se debió a que Francisco incitó al odio contra quienes “tienen algo ganado con su trabajo (…) que (…) como lo enseña la verdadera Doctrina social de la Iglesia, tienen derecho a guardarlo como propio”. Los integrantes de los movimientos sociales congregados, fueron engañados y provocados, y “sin quererlo ni darse cuenta, vuelven a su casa con el alma manchada por ese odio que, de alguna manera, les ha dejado en ella el Sumo Pontífice”.
Como vemos los “gestos” de Francisco que algunos ven como menores, no solo son significativos para los “avasallados y marginados por el sistema”, sino para quienes se oponen a lo que ven como tendencias heterodoxas del Papa, generando reacciones en sectores conservadores del catolicismo. Así como el Papa se pronuncia ante las “injusticias del sistema”, los católicos tradicionales no piensan quedarse callados ante los atropellos a la “verdad” que Francisco comete.
[1] Boletín Nro. 1333 de “La Botella en el Mar”. 10/07/2015.
[2] La oración en la cual se basó Francisco para su Encíclica, es también conocida como el “Cántico de las Creaturas” porque refiere a los seres y a la creación divina.
[3] Oposiciones como cuerpo/alma o espíritu, tierra/ Paraíso.
[4] Consme Beccar Varela fue dirigente de la agrupación laica asociada al catolicismo conservador conocida como Tradición, Familia y Propiedad (TFP).
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