El concepto de «bienestar», las terapias alternativas y la Nueva Era

DSC00898-001Por Rodrigo Toniol (Universidade Federal do Rio Grande do Sul)

El término «Nueva Era» ocupa un lugar fuertemente ambiguo en la antropología. Por un lado designa un modo específico de relacionarse con lo sagrado, cuyo mito fundador, repetido ad nauseam por sus investigadores, remite a los movimientos contraculturales surgidos en la Costa Oeste de EEUU y el Reino Unido. En este caso, «Nueva Era» es un fenómeno para ser observado, cuyas manifestaciones,  prácticas y rituales están marcados por las referencias al esoterismo de la contracultura. Por otro lado, y esta es la dimensión que quiero destacar, «Nueva Era» se volvió una categoría investida de un poder analítico. Esto es, a veces «Nueva Era» opera como una categoría de análisis. La ambiguedad a la que me refería inicialmente reside en este equilibrio precario de un término que describe, pero que también clasifica.

Cuando comencé mi investigación sobre el uso de terapias alternativas en el contexto del Sistema Unico de Salud (SUS) -el servicio de salud pública brasilero- sentí una profunda incomodidad con este persistente efecto clasificador de la Nueva Era. Mientras que estos investigadores asociaban las prácticas de las terapias alternativas a las clases medias urbanas y escolarizadas que buscaban modelos holísticos de atención a la salud en pequeños consultorios y clínicas localizadas en los centros de las grandes metrópolis, yo, por el contrario, durante mi trabajo de campo acompañaba sesiones de yoga, de cromoterapia, de meditación y de reiki en puestos de salud en las favelas de Porto Alegre y en ambulatorios públicos desperdigados por el interior de Rio Grande do Sul. Al mismo tiempo que observaba esta diferencia empírica, constataba el amplio y casi irrestricto empleo del término «Nueva Era», como clave de análisis (y de clasificación) para abordar el uso de las terapias alternativas en América Latina. En cierto sentido, era como si la constitución de las terapias alternativas como un problema de investigación dependiera de su comprensión como un fenómeno de la Nueva Era. Por eso afirmé, en un artículo recientemente publicado que, en el caso del análisis de la oferta y del uso de terapias alternativas, el empleo sistemático y  casi exclusivo de un lenguaje analítico de la Nueva Era aprisionó este fenómeno dinámico y complejo en la ficción analítica creada para describirlo.

DSC00896-001Con este argumento no estoy rechazando o desmereciendo las influencias que los movimientos de la Nueva Era tuvieron para el surgimiento y la popularización de las terapias alternativas en América Latina, pero sí sugiero que el efecto clasificatorio de la categoría «Nueva Era» ha dificultado nuestra percepción de otros modos de existencia que prácticas como terapias alternativas, meditación, prácticas corporales, etc. han asumido contemporáneamente. Esta perspectiva, que procura distanciarse de un análisis centrado en la categoría «Nueva Era» establece una agenda de investigación mucho más interesada en las múltiples formas de existencia de las terapias alternativas por ejemplo, que en la descripción invariable de estas prácticas a partir de núcleos, identidades o cualidades estables. En este sentido ni siquiera parto de la presunción de que las prácticas tengan una relación categórica particular con la «Nueva Era», con los «Nuevos Movimientos Religiosos», o hasta con el propio fenómeno «religioso».

Fue a partir de esta posición teórica que pude percibir la recurrencia de un término que parece recibir menos atención de la que debería en los análisis de las terapias alternativas, meditación y prácticas corporales: se trata de la idea de «bienestar». Sugiero que esta idea de bienestar es una noción central para comprender dos procesos: 1) el de legitimación y profesionalización de la oferta (y del uso) de estas prácticas; 2) el distanciamiento de estas prácticas de referencias esotéricas de la Nueva Era, y, al mismo tiempo, la aproximación a un lenguaje biomédico. [1]

La frecuencia del término «bienestar» puede ser una de las claves para comprender cómo estas prácticas se han apartado de la centralidad de las referencias de la Nueva Era y, en contrapartida, se han aproximado de discursos de salud ampliamente legitimados, a través de -por ejemplo- resoluciones de la Organización Mundial de la Salud que tratan a estas terapias como «promotoras de bienestar». En suma, argumento provocativamente, que: 1) el progresivo empleo de la categoría «bienestar» asociado a estas prácticas no es aleatorio; 2) la categoría «bienestar» puede desplazar la centralidad de las referencias de la religión/nueva era/nuevos movimientos religiosos implicados en el uso y en la oferta de estas prácticas; 3) bienestar es un término que otorga legitimidad a estas prácticas terapéuticas, ampliando su posibilidad de repercusión en el campo de la salud.

vida saludable medita CL suple 23615Este es un texto que, de forma adrede, no se propone cancelar preguntas sino más bien lanzarlas al debate. Las afirmaciones sobre la relación entre las terapias alternativas, la meditación y prácticas corporales con el término «bienestar» se derivan de observaciones en el contexto brasilero, donde algunas prácticas terapéuticas sufrieron un extensivo proceso de legitimación que resultó en su  incorporación a los servicios públicos de salud. Apuesto, mas bien, a la capacidad provocativa que estas breves reflexiones tienen para la observación de estos fenómenos en otras partes de América Latina.  En síntesis, esta provocación apunta a que no acomodemos al bienestar dentro de la Nueva Era, sino para que estemos cada vez más incomodados -y atentos- con su recurrencia en el campo de estas prácticas descriptas.

[1] En 1960 Halpert Dunn publicó el libro High Level Wellness, en el que argumentaba  por la necesidad de una perspectiva holística sobre la salud. Dunn se destacó como uno de los bio-estadísticos responsables por la producción de datos para institutos norteamericanos de investigación sobre la salud. Con esta obra dio origen al llamado «wellness movement», que parte de una comprensión holística sobre el cuerpo y la asocia con el concepto de «bienestar», que incorpora pero va más allá de la idea biomédica de la salud. Además de introducir el concepto en la literatura científica, Halpert Dunn también transformó a la categoría en una variable en los surveys norteamericanos sobre salud/enfermedad, inaugurando una serie de investigaciones que procuran establecer gradaciones e índices de bienestar.

Share
Rodrigo Toniol

Rodrigo Toniol

Actualmente es Presidente de la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur. Es Profesor permanente del Programa de Pós-Graduação de la Unicamp y Profesor del Departamento de Antropologia Cultural de la UFRJ -Brasil.
Publicado en Debates, Ensayos. Tagged with , .

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *