El II Seminario de Jóvenes Investigadores auspiciado por la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión del Mercosur (ACSRM), la Red de Estudios de la Diversidad Religiosa en Argentina (DIVERSA) y el Núcleo de Estudios de Religión y Cultura (NERC) de Flacso/Argentina, representó un espacio para que investigadores de distintos países de América Latina (México, Brasil, Bolivia, Uruguay y Argentina) debatieran sobre las innovaciones contemporáneas que se registran en el ámbito de los estudios sobre religión. A continuación, les ofrecemos una segunda tanda de reflexiones sobre las experiencias de los participantes.
La importancia de compartir espacios de sociabilidad e intercambio intergeneracional – por María Pilar García Bossio (Doctoranda en Ciencias Sociales –UBA-, CONICET/UCA Argentina)
Cuando comencé a investigar en ciencias sociales de la religión me llamó la atención la calidez humana de quienes conforman el campo. Investigadoras e investigadores de distinta formación disciplinar, edades, lugares de procedencia y pertenencia académica confluyen en distintos eventos y espacios donde con el mismo compromiso de debaten ideas y se comparten momentos de sociabilidad. Con inmensa generosidad quienes ya están instalados en el campo reciben a los recién venidos, los que se están formando comparten entre sí y cada espacio de trabajo se convierte en una nueva posibilidad de aprender.
En este sentido II Seminario de Jóvenes Investigadores representaron claramente esa sensación de acogida que percibí la primera vez que participé en un evento de ciencias sociales de la religión. Cada uno de los espacios, desde la conferencia inaugural, generaron una instancia de desafío intelectual y sociabilidad académica en su mejor expresión.
Jóvenes de distintos países de América Latina confluimos en dos jornadas de trabajo sumamente enriquecedoras, tanto por los excelentes comentarios de investigadores designados para leer nuestros avances de investigación, como por las preguntas y sugerencias de quienes participaron como ponentes y como asistentes. Cabe destacar la continuidad del espacio en las dos jornadas, que funcionó como un verdadero taller de ideas, permitiendo producir relaciones y puentes entre distintas temáticas y metodologías de abordaje.
En mi caso particular el seminario fue la ocasión para presentar un esbozo del índice de mi tesis doctoral sobre religión y Estado. Ana Lucía Olmos Álvarez realizó un comentario muy detallado, en el que leyó en profundidad mi propuesta y me aportó excelentes sugerencias. La ronda de preguntas también me invitó a (re)pensar distintas aristas, en particular un comentario de Nicolás Viotti sobre la tensión entre mi problema de investigación y los emergentes de la relación entre religión y política en el contexto actual.
Agradezco el enorme esfuerzo de Luis Alonso Hernández y Nicolás Viotti para organizar el encuentro y la iniciativa de la Asociación (ACSRM), DIVERSA y el NERC por generar estos espacios, y espero que sigamos trazando caminos hacia más ciencias sociales de la religión en Latinoamérica, tendiendo redes por nuestro continente.
Una academia despojada de divismos, vanidades y mezquindades – por Mayra Valcarcel (Doctoranda en Antropología, FFyL/UBA)
Dudé en escribir acerca del II Seminario de Jóvenes Investigadores de la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión del Mercosur que se llevó a cabo hace unas pocas semanas en la ciudad de Buenos Aires. Mi participación fue algo esporádica y fragmentada y, por lo tanto, no podría abarcar el evento en todas sus dimensiones. Por otra parte, implicó enfrentarme a la costumbre que tengo de transitar casi exclusivamente por espacios y jornadas destinadas a los estudios de género en particular o la antropología en general. La paradoja de pretender articular “género” y “religión”, aun cuando este último campo de estudios sigue siendo una asignatura pendiente para mí. Y es quizás desde ahí que, en lugar de esbozar una reflexión o conclusión sobre el seminario, pueda trasmitir algo de dicha experiencia personal y compartida. No dará cuenta de su totalidad, pero intente, tal vez, captar algo de la atmósfera entre todos/as construida.
Vale la pena visibilizar y celebrar la reunión de jóvenes investigadores/a oriundos/as de distintos países como Argentina, Brasil, Bolivia y México y con diferentes temáticas, perspectivas y metodologías de trabajo. Pudimos encontrarnos en las afinidades y proximidades de nuestros intereses, así como intercambiar y debatir en torno a las divergencias. Ratificamos la necesidad de estudiar y conocer las trayectorias de investigación regionales que nos anteceden y nutren. Único punto de partida posible para continuar. Al mismo tiempo que reforzamos la importancia de reconocernos en nuestros recorridos diversos. En nuestras incertidumbres y potencialidades. Creo que esa es en gran medida la impronta que nos deja y que sólo fue posible gracias a la calidez y la predisposición de los organizadores, conferencistas, comentaristas, expositores/as y asistentes.
Un intercambio de múltiples diálogos. Simultáneos y paralelos, teóricos y creativos. Fue estimulante conocer otros proyectos de investigación, otros universos personales y académicos. Hacerlo, por qué no, con la ilusión de redefinir el propio a través del feedback recibido. Destaco el ritmo, la cadencia, sinergia, o como deseen llamarla, colectiva generada; despojada de divismos, vanidades y mezquindades académicas. Si bien la calidad del trabajo en Ciencias Sociales – tan denostado en los últimos tiempos- no depende o no es solidaria necesariamente a la suma de buenas voluntades, promover otras formas de encuentro también es fundamental para la consolidación, difusión, transformación y proyección de nuestras disciplinas. Desafiar nuestros límites y viejos corsés para volver más deseable nuestros modos de habitarlas. Hacer de nuestro trato, conversaciones y praxis instancias más amenas sin que ello implique resignarnos a aspirar a mayor profundidad y exigencia tanto en nuestra formación como en el proceso y resultado de nuestra producción.
Días después y en el marco de una actividad lúdica, emergieron tres palabras: descubrir, ver y desobedecer. No tiene vínculo alguno con las jornadas, pero, después de todo, creo que algo de eso fue lo que logramos conseguir.
Una perspectiva regional para el estudio de la religión – por Edgar Apaza (Maestrando en Investigación Científica de la Universidad Pública de El Alto, Bolivia)
Fue una gran experiencia participar en el II Seminario de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales y Religión del MERCOSUR, tuve el agrado de compartir con jóvenes de diferentes países de Latinoamérica acerca del fenómeno religioso. Agradezco la inclusión de Bolivia en este espacio de discusión, ha sido muy estimulante escuchar a investigadores de mucha trayectoria hablar sobre sus experiencias y poder capturar las innovaciones contemporáneas teóricas de la religión.
Las dos jornadas tuvieron interesantes ponencias, productos de avances de tesis, tesis de maestría y doctorado. Se expusieron temas muy interesantes sobre el yoga, Estado e instituciones religiosas, la Santa Muerte, me gustaría resaltar entre ellas, el trabajo realizado sobre las representaciones psicoterapéuticas y la espiritualidad de la Nueva Era en la religiosidad evangélica, ya que vimos fenómenos similares en iglesias de Bolivia. Creo que este tipo de espacio permite conocer cómo la religión en Latinoamérica ha logrado abarcar una gran importancia. Para mi joven carrera como investigador esta experiencia me permite observar nuevos horizontes, si bien mi trabajo estuvo más enmarcado en una propuesta metodológica para el análisis de la religión, estas jornadas enriquecieron mi panorama en torno a la religión en América Latina.
Estoy muy agradecido con los organizadores por toda la acogida en Buenos Aires, en especial a Luis por su hospitalidad, ha sido un gran gesto de parte del equipo el prever nuestra llegada y estadía, esto permitió compartir las experiencias académicas, generar lazos entre los participantes y compartir más del contexto en el que vivimos en nuestros países.
Poner en perspectiva transnacional el trabajo propio – por Lucas Baccetto (Maestrando en antropología social, Universidade Estadual de Campinas, Brasil)
Poder participar del II Seminario de Jóvenes Investigadores de la Asociación de Científicos Sociales de la Religión del Mercosur fue un doble privilegio. En primer lugar, escuchar los comentarios y sugerencias de investigadores de otros países y en diferentes etapas de investigación me permitió poner en perspectiva el trabajo que vengo desarrollando. Por otro lado, acompañar la variedad de temas de los trabajos presentados y los interesantes debates que tuvieron lugar durante estos dos días intensos del evento me reafirmaron la importancia de establecer diálogos amplios y abiertos que nos permitan conocer la multiplicidad de los conjuntos de temas que nos impulsan a investigar las religiones.
Lo más importante de la reunión, a mi criterio, fue la oportunidad de conocer de cerca el trabajo de investigadores de Argentina, Bolivia, México, Uruguay e incluso Brasil. La realización de un evento de este tipo, dirigido a personas que aún están en formación y dentro de un espacio tan acogedor, permite establecer un ambiente de diálogo no solo en términos de investigación, sino también en una dimensión usualmente poco considerada: el apoyo mutuo extra-académico y la construcción de amistades. Si, como imagino, uno de los objetivos de la Asociación es la construcción de una red de interlocución latinoamericana, creo que la realización de este evento no podría ser más acertada. Basta recordar que en 2020 nos volveremos a ver, esta vez en Brasil, para las XX Jornadas sobre Alternativas Religiosas en América Latina. Sólo me resta agradecer a Nicolás Viotti y Luis Alonso Hernández por la organización de un evento tan exitoso y acogedor. ¡Nos vemos en Sao Paulo!
Ver otras opiniones sobre el II Seminario aquí. Las reflexiones de les participantes del I Seminario, realizado en 2014, se pueden leer aquí: 1 – 2 – 3 – 4
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