Diálogo con Ivone Gebara, María José Rosado Nunes y las autoras del libro «Religiosas en América latina: memorias y contextos» por Ana Lourdes Suárez (UCA/CONICET) y Brenda Carranza (UNICAMP)
El reciente libro Religiosas en América latina: memorias y contextos, fue comentado por Ivone Gebara y por María José Rosado Nunes en un evento virtual, suscitando un fecundo debate entre autoras del libro. Ambas académicas -filósofa y teóloga Ivone; cientista social María José-, ofrecieron reflexiones basadas en sus propias trayectorias de vida, sus contextos institucionales y sus disciplinas. Ivone es miembro de una congregación religiosa desde hace cincuenta años; es desde ese contexto que sus palabras cobran una particular connotación, dotando su narrativa de la profunda experiencia de quien es parte del colectivo de mujeres objeto de estudio del libro. Sus críticas, señalamientos y visiones sobre el futuro de la Vida Religiosa -VR, o sea de las congregaciones religiosas- tienen la profundidad de quien se anima a cuestionar y disentir, sin dejar de pertenecer. Para María José la VR también hizo parte de su trayectoria, durante algunos años como opción de vida, y luego como objeto de estudio para su tesis posdoctoral. Una epistemología crítica, una mirada de la VR desde la óptica del feminismo y un deseo de dotar a la VR de nuevos compromisos sociales, tornan sus comentarios agudamente provocativos en reflexiones que enriquecen tanto a académicos como a quienes buscan renovar los sentidos de sus pertenencias institucionales en el mundo religioso.
Destacamos en este escrito algunos de los argumentos vertidos por cada una de las comentaristas, tal como ellas los expresaron en el evento virtual efectuado a través de Facebook Live en la plataforma digital de la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión del Mercosur , y el apoyo del Laboratório de Antropologia da Religião/UNICAMP, día 18 de noviembre 2020. Luego, cerramos con breves reflexiones nuestras.
Las palabras de Ivone Gebara
Los textos del libro «Religiosas en América Latina: memorias y contextos» rescatan de nuestra historia a partir de la perspectiva de género y de nuestra opción por los pobres. Han visibilizado así una parte de nuestra historia. La historiografía patriarcal nos invisibiliza. Nos pone en un mundo domestico más o menos invisibilizado.
El libro nos trae nuestras luchas, las más difíciles en América Latina, como por ejemplo nuestra presencia en las dictaduras militares. No hemos sido reconocidas ni como agentes en contra de las dictaduras, ni como mártires. El martirio es un fenómeno masculino.
Me gustó mucho ver en el libro que ha habido en diferentes países religiosas que militaron contra las dictaduras…
Me pareció muy importante como el libro destaca a las mujeres religiosas insertas en medios populares, que es un fenómeno tipicamente femenino… Nosotras, junto a movimientos alternativos, de alfabetización, etc… Hemos estado ahí… Lo decimos, pero oficialmente no hemos sido reconocidas…
Ahora estamos en un momento privilegiado donde estamos observando lo que no ha sido observado. Vemos que desde la vida cotidiana hay rostros, hay historias que revelan que ahí está la historia concreta. Esta historia significa otra historiografía que estamos dibujando.
Me gustaría resaltar un aspecto que lo vi en muchas entrelineas de los escritos del libro. Desde una perspectiva feminista crítica y de una epistemología critica me gustaría subrayar que nosotras, religiosas, no solamente hemos hecho labores educativas y vinculadas a la salud, o sea en escuelas y hospitales, sino que hemos sido reproductoras de patrones culturales y religiosos que también hemos impuesto a las mujeres. O sea que los modelos presentes en la sociedad y también en muchos grupos populares, han sido formados desde una perspectiva patriarcal… Claro que no hablábamos de una perspectiva patriarcal… hablábamos de la voluntad de Dios, de seguimiento de Jesús, hablábamos de modelo de mujer… Lo cierto es que hemos sido también responsables de la reproducción de modelos patriarcales de mujeres. Hemos reforzado las jerarquías de género tan comunes al mundo patriarcal porque era nuestra experiencia desde los conventos. Era esta también nuestra experiencia familiar. En los conventos hemos sido sumisas, sometidas a las autoridades eclesiásticas, y todo en los conventos tenía que tener aprobación eclesiástica, lo que quiere decir aprobación masculina, aunque en algunos lugares hemos sido bastante creativas; pero no tanto…
Respaldados por el derecho canónico los representantes mayores de Jesucristo nos orientaban, nos daban sus órdenes. Nos daban órdenes a nosotras consideradas las esposas de Cristo por nuestros votos. Y hay que recordar todos los disturbios emocionales, sexuales, todas las violencias que esta sumisión causó para las mujeres. Muchas políticas de los conventos se daban a partir de los confesionarios, y a partir también de los confesionarios se desarrolla el asedio, la violencia sexual que muchas han sufrido… Violencias desde los confesionarios para saber si habían tenido pensamientos eróticos… cuantas veces, y como controlaban su sexualidad, o sus sueños eróticos, o sus prácticas sexuales solitarias. Todo ese control y el miedo del cuerpo, nosotras lo pasábamos también a nuestras educandas en nuestras escuelas, en los hospitales, en los barrios populares donde estábamos.
Solo muy brevemente quiero decir que estamos viviendo un momento de hacer publico la violencia sexual que las monjas hemos vivido. Hay un libro que salió en francés que se llama El gran silencio. Religiosas abusadas de Constance Vilanova. Toma testimonios de muchas monjas de América Latina. Algunas son argentinas. Lo que nos toca mucho es que de toda esta violencia sexual no se podía hablar, porque ellas eran las esposas de Cristo; ellos eran los representantes máximos de Cristo. Esta teología patriarcal suscitó silencios en relación a una multiplicidad de abusos hechos por algunos señores confesores y otros.
Y en esta perspectiva vale la pena subrayar que la virtud más importante era la obediencia. Y nosotras hemos transmitido esto. Obediencias a las leyes de la iglesia, a las superioras, que han tenido un papel muchas veces de copia de los modelos patriarcales. O sea que el obispo, los sacerdotes, daban todo el soporte ideológico para que ellas reprodujeran una obediencia de carácter patriarcal. Para mí esto es muy importante porque estamos cambiando, y dibujando otra historia, con muchos traumas y muchos problemas.
O sea que vale la pena subrayar las ambigüedades de nuestra historia. La historia patriarcal de los señores no contiene ambigüedades, solo contiene actos heroicos. Y nosotras mujeres hacemos otra historiografía y reconocemos los límites de lo que hemos vivido. Me parece un punto muy importante en el feminismo actual cuando hablamos de todas las formas de los cuerpos sometidos, sumisos, los cuerpos que se sientes culpables, los cuerpos que no se pertenecen, los cuerpos que son silenciosos frente a múltiples agresiones, los cuerpos que tienen miedo a su propio cuerpo. Lo que quiero subrayar es que esta educación corporal que llega a las clases medias, altas, y llega también al pueblo, a las mujeres del pueblo…, por la iglesia y por nosotras como funcionarias de la Iglesia.
Y también hemos reproducido una teología sin ninguna preocupación con la naturaleza. La naturaleza era cosa. Lo importante eran los seres humanos. Entonces hay que percibir los límites de la teología de la vida religiosa.
Estas reflexiones nos abren también a lo que llamo la dimensión psíquico religiosa. Éramos seguidoras de Jesús, y al mismo tiempo representábamos el cuerpo de Jesús. Esta doble faceta psicológica… representábamos el cuerpo de Jesús como educador, curador y sobre todo como sufriente… y teníamos que reproducir los sufrimientos de Jesus, a través de los modelos de la VR. Éramos invitadas a imitarlo dentro de los limites en nuestros cuerpos para no ceder a ninguna pasión, a ningún deseo que pudiera manchar… una imagen idílica de lo que significaba la pureza para la vida religiosa.
Quiero subrayar también que la VR hemos olvidado el mundo de las religiosas negras e indígenas. No se han hecho trabajo vocacional alguno. Las congregaciones europeas creían que ellas no eran aptas para la VR… no podan entrar para ser un cuerpo sufriente de Jesús. ¿Cuál es la situación en la actualidad?… Muchas seguimos viviendo en nuestras instituciones… No tenemos más alianzas con las diócesis, ni con los documentos pontificios. Los conocemos, pero ya no nos hablan al corazón… y esto en parte significa un desmoronamiento de los antiguos sentidos de la VR. Algunas religiosas ya preveen su desaparición institucional. Y las que quedan hoy… hablo de las más aliadas al feminismo, somos un cuerpo crítico, y vivimos divididas entre pertenecer a un cuerpo que es nuestra historia y creer en otras cosas que todavía no están.
En el libro se utilizó la expresión: minorías activas para referirse a las religiosas. Sí, estoy de acuerdo, pero se trata de minorías medio desubicadas en la iglesia, medio desubicadas en nuestras instituciones tradicionales, pero bastante ubicadas en los movimientos sociales de transformación educacional, y política de nuestros países.
Las palabras de María José Rosado Nunes
El libro me evocó muchas memorias…; memorias que hacen parte de mi vida. Me pregunté qué significaba el libro…, más de 400 páginas. Me sorprendió por varias razones. Una de esa es que se ocupa de mujeres sin historias.
Decía Michelle Perrot que las religiosas son entrenadas para no tener historia. Esa ausencia de historia retrata también la ausencia de la academia sobre el tema… Ellas no existen para las ciencias sociales… Y también diría que no existen tampoco para el feminismo. Se las deja de lado y se silencia.
En una reunión académica una religiosa mencionó la dificultad para construir un estado del arte sobre este tema dada la escasez de estudios. Para un libro que escribí hace tiempo, propuse como título: mujeres sin historia. El editor no lo aceptó. Mis argumentos no convencieron al editor…Cuando hice mi maestrado mi objeto de estudio eran las religiosas… Ahí tuve ocasión de analizar que las que hacían lo que decían los teólogos de la teología de la liberación, eran las mujeres… No encontré comunidades insertas masculinas; eran todas femeninas entre los pobres… Ellos tenían cargos; ninguna de ellas tenía cargos; ellos vivían en casas donde iban las mujeres a hacer los servicios, hacían la limpieza, lavaban su ropa… Las religiosas dejaron sus colegios…, y cuando llegaron a las periferias asumieron todo. Tenían que vivir de otra forma…
Cuando definí en mi maestría que el objeto serían las religiosas católicas, las insertas -aquellas que dejaron todo para ir a vivir con los pobres-, encontré la crónica de la exposición de una monja socióloga canadiense llamada Marie-Auguste Neal; fue lo único que pude encontrar en las ciencias sociales. Todos los otros eran escritos internos de las propias congregaciones. De ahí la relevancia del trabajo de las autoras de este libro de trabajar en un objeto inexplorado por la academia. Si las mujeres son, según Michelle Perrot, excluidas de la historia, las religiosas lo son aún más fuertemente. Se pregunta es si es posible escribir sin historia de las mujeres…Las religiosas, no siendo esposas, ni madres, cómo podrían ser reconocidas… ligadas por promesas de obedecer… cómo serían reconocidas por una sociedad que valoriza lo opuesto… Hacen parte de un limbo institucional (no son parte del clero). Mujeres concebidas como sin autonomía…
El libro torna visible a esas mujeres… No fue pensado por la propia institución, eso le da al libro una libertad de abordaje que no tendría de otra forma. Es un libro libre. Una tercera cuestión sorprende en el libro: hay análisis traídos del campo del género. Entender las diferentes formas entre hombres y mujeres. Las relaciones de poder atraviesan toda la vida de la vida religiosa… Los análisis de genero proponen mirar los lugares diferenciados, definidos por los hombres que son los que tienen el poder de decidir.
Las religiones sufrieron los embates de los estudios de género, del feminismo. El desarrollo de un discurso teológico escrito por mujeres, está marcado por las ideas feministas. La crítica más contundente a la Encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco fue hecha por la teóloga Ilia Delio, quien critica la arrogancia de la iglesia católica; que se arroga decir qué deben hacer las personas. Es una crítica feminista que busca otro tipo de organización para la iglesia. Cómo vaciar a la iglesia del patriarcado, cómo hacer cuando se cree en la supremacía ontológica de la masculinidad. La iglesia católica en el mundo contemporáneo no solo excluye a las mujeres sino que justifica su narrativa… Tiene una narrativa para justificar. La sociedad no tiene ya más una estructura de posibilidad para recibir ese discurso. El Dios de esa iglesia es demasiado blanco, masculino.., y está muerto -como afirma Ilia Delio-… Es muy interesante destacar que esta critica la hace una teóloga católica feminista, que es monja. La profesora concluyó sus comentarios con varias preguntas para debatir entre las autoras del libro: ¿Qué fue lo que efectivamente el feminismo cambio de la VR?; ¿Qué transformaciones trajo para las congregaciones religiosa? O sea qué cambios reales introdujo? ¿Es posible que en el presente las religiosas entren en los movimientos sociales?; ¿Sería posible que cuestionen colectivamente a la iglesia; o sea qué posibilidad hay de que hagan política juntas, colectivamente? Dicho con otras palabras: ¿Podrá brotar del campo de la VR femenina un movimiento para confrontar?
—————–
Los comentarios de Ivone y de María José suscitaron un riquísimo debate, en el que no nos adentramos en este escrito por lo extenso que sería dar cabida a todo lo expresado. Concluimos con breves reflexiones en torno a las preguntas planteadas por María José. El feminismo ha sido eficaz para mostrar los mecanismos y las estrategias del patriarcado que impregna tanto las estructuras como la narrativa de todas las instituciones de la Iglesia. Las congregaciones religiosas femeninas, que en su gran mayoría nacieron entre principios del siglo XIX y mediados del XX, lo hicieron baja la entonces incuestionable cultura del patriarcado, sellando asi los mitos fundacionales y la tradición de cada una de ellas. Los discursos, la teología de la vida religiosa, las prácticas socio-pastorales de los fundadores de estas congregaciones, expresan la natural subordinación de las religiosas al clero y la estructura de jerarquías de poder dentro de las instituciones, selladas en el control que la obediencia, castidad y pobreza les daba. La tradición que se fue consolidando a lo largo del tiempo, aun si el Concilio Vaticano II urgió a las congregaciones a aggiornarse, tienen insuficientes herramientas para romper este molde, dando cuenta de los límites de los procesos de resignificación.
En la actualidad, en sus constituciones, en sus prácticas formativas, en sus vínculos al interior de la congregación y con la jerarquía eclesiástica -masculina- siguen reproduciendo un patriarcado, que las ubica en lugares de escaso margen de autonomía. La perspectiva de armar un movimiento confrontativo que pelee por un lugar no sesgado por las construcciones de género, donde varones y mujeres puedan acceder al mismo orden sagrado -el sacerdocio – y ocupar los mismos espacios jerárquicos encabezando diocsesis y el papado, sigue siendo un horizonte aun lejano. Sin embargo, aun en el marco de estas limitaciones, y de las que la constante reducción de religiosas impone, varias de ellas van encontrando nuevos espacios de compromisos sociales, conformando redes trasnacionales donde se denuncian y orquestan acciones varias, como con la trata de personas, el medio ambiente, la defensa de los pueblos originarios, etc.
Esta trayectoria vivida por las mujeres religiosas se suma a la historia silenciada de millares de mujeres que, de las que tanto el movimiento feminista, como los estudios de género vienen revelando sus múltiples facetas. A partir de esa perspectiva el libro: Religiosas en América latina: memorias y contextos (de descarga gratuita aquí) se propone a dar su contribución, ampliando el debate entre religión y género, relación cada vez más tensionada en el contexto latinoamericano cada vez más (neo) conservador.
Otras opiniones sobre el libro se pueden ver aquí:
Otra entrada en este blog sobre el libro, aquí.
Deja una respuesta