por Francesco Gervasi (Universidad Autónoma de Coahuila, México)
En 1970, en una entrevista para el diario “Europeo”, uno de los más grandes intelectuales italianos del siglo XX, Pier Paolo Pasolini, declaró que: “El fútbol es la última representación sagrada de nuestro tiempo. Es básicamente un ritual, aunque sea una evasión. Mientras otros espectáculos sagrados, incluso las misas, están en declive, el fútbol es el único que se queda”
En el presente texto me propongo profundizar esta idea de Pasolini (1), concentrando mi atención en el contexto italiano, ya que es el que conozco más por la cantidad de años que he vivido en mi país de origen y como consecuencia de mi pasado de hincha del equipo de mi ciudad, el Cosenza. Esta idea nace, principalmente, con el objetivo de buscar lo religioso en fenómenos que, desde el punto de vista católico-céntrico, no son religiosos. Desde este punto de vista, creo que explorar la dimensión religiosa del fútbol puede contribuir, entre otras cosas, a la “descatolización” del campo de estudios de las religiones, ampliando los límites del objeto de estudio a fenómenos no católico-céntricos y abiertos a la diversidad religiosa (Frigerio, 2018; Frigerio, 2021; Frigerio, 2020).
Pero, antes de empezar a tratar el tema, considero necesario proponer una definición de religión aplicable al fútbol, basándome en las reflexiones de Frigerio, Durkheim, Eliade y Girard. El punto de partida de esta definición es que la religión tiene que ver con “los muy distintos tipos de relaciones que los humanos establecen con seres suprahumanos”. (Frigerio, 2021, p. 274). La religión, además, tiene el poder de clasificar y ordenar el mundo utilizando la división entre sagrado y profano (Durkheim, 1982). Lo sagrado consiste en “la manifestación de algo «completamente diferente», de una realidad que no pertenece a nuestro mundo, en objetos que forman parte integrante de nuestro mundo «natural», «profano» (Eliade, 2014). Lo sagrado, en otras palabras, representa lo real y lo profano es lo irreal o pseudo-real. Finalmente, la religión implica actividades ceremoniales y rituales regulares en las cuales se afirma el sentido de pertenencia del grupo (Durkheim, 1982). El núcleo de toda actividad ritual es el sacrificio (una especie de muerte), a través del cual, después, los creyentes consiguen resucitar (Girard, 2002, p. 110).
A partir de estas características del fenómeno religioso arriba destacadas, a continuación, intentaré demostrar las similitudes entre fútbol y religión en Italia, basándome en cuatro aspectos: 1) los eventos ceremoniales y las prácticas rituales; 2) las referencias teológicas a la lucha entre el bien y el mal, a la muerte y a la resurrección (Davie, 1993); 3) el sentido de pertenencia, de identidad y pasión/fervor de los hinchas; y 4) las expresiones de devoción hacia los seres suprahumanos, con un énfasis final dedicada a la divinización de Diego Maradona.
Con respecto al primer punto, vale la pena empezar recordando que el fútbol se basa en un calendario cíclico, en el cual los días importantes son aquellos en los que se juega algún partido (de liga, del mundial, de la Champions, etc.), compitiendo, en algunos casos, con aquellos que se marcan en el calendario gregoriano.
Durante los partidos, los hinchas realizan sus prácticas rituales que consisten en cantos, coreografías y bailes, en la mayoría de los casos previamente preparados, para apoyar al equipo y propiciar el milagro del gol.
Un verdadero aficionado no puede faltar al partido. No importa que este día esté lloviendo, nevando o tengas algún problema personal: hay que asistir y participar en los rituales.
En Italia, hace años, los partidos se jugaban exclusivamente en domingo, casi como si fuera una misa, y algunos hinchas crearon este canto: “Ojalá que todos los días fuera domingo, ojalá estuviera siempre contigo. Porque eres de las que no se olvidan, porque contigo crecí. Y no hay mujer que pueda competir y no hay estrella que brille más que tú, porque basta saber que es domingo y volveré otra vez a ti.”
Y cuando toca seguir el equipo fuera de casa, se organizan viajes que, como en las peregrinaciones religiosas, pueden ser muy largos, llenos de sacrificios y posibles obstáculos, que, sin embargo, valen la pena, porque siempre hay que apoyar el equipo. Estos viajes, como en un camino hacia el “centro”, para los que los realizan, implican un pasaje de lo profano a lo sagrado, “de lo efímero y lo ilusorio a la realidad y a la eternidad; de la muerte a la vida; del hombre a la divinidad” (Eliade, 2011, p. 31).
En la publicación de Facebook de arriba, un hincha del Cosenza, refiriéndose a la última “peregrinación” realizada para seguir el equipo, escribe lo siguiente: “los kilómetros, esta vez, han sido 1800 entre ida y vuelta y, como las otras veces, se parte con el grupo, controlamos si falta algo y nos vamos…el equipo no gana casi nunca en la cancha, pero nosotros SIEMPRE hemos estado presentes a pesar de la distancia (…)” y termina con un: “Te sigo siempre, también cuando pierdes”.
Otra semejanza interesante entre fútbol y religión tiene que ver con las referencias teológicas a la lucha entre el bien y el mal, a la muerte y a la resurrección (Davie, 1993), que es posible encontrar tanto entre los futbolistas como entre los aficionados. Muchos jugadores viven los partidos como una guerra en la cual tienen que demostrar todo su amor hacia el equipo, metiendo todo su empeño, su pasión, su corazón. Recientemente, Alessandro Bastoni, central italiano del Inter, después de haberle ganado al Barcelona en Champions League, ha subido en su Instagram la foto que es posible apreciar a continuación, con este comentario: «Victoria de corazón y carácter».
La respuesta amenazante de los hinchas del Barcelona, como en una batalla sagrada, ha sido: “Te esperamos en el Camp Nou”. Esta misma percepción de la batalla entre el bien y el mal caracteriza también los comportamientos y el lenguaje de los hinchas, como es posible apreciar en la siguiente foto:
En algunos casos, los aficionados llegan a robar la bandera o pancarta a los hinchas adversarios y las exponen como un objeto sagrado, como una reliquia, como sucedía en la antigua Grecia después de una batalla, cuando los ejércitos ganadores exponían las armas de los perdedores en sus templos para agradecerle a Zeus. (María del Mar Gabaldón Martínez, VOL. 29, 2003, pp. 128-130).
Como consecuencia de estas visiones casi apocalípticas de los partidos, tanto los futbolistas como los hinchas viven las derrotas como una especie de muerte y las victorias como una suerte de milagro y resurrección. Ganar un campeonato, entonces, puede ser visto como un milagroso acceso al paraíso, como en el caso de los hinchas de Cosenza, quienes, para agradecer al director técnico Gianni di Marzio, artífice del ascenso a la serie B del equipo en la temporada 1987-88, expusieron esta pancarta:
A través de los rituales, los hinchas celebran los símbolos sagrados del equipo y tienden a desarrollar un fuerte sentido de pertenencia y de identidad, que viene alimentado continuamente, antes, durante y después de los partidos. Los aficionados expresan este sentido de pertenencia utilizando los objetos que representan, simbólicamente, al equipo, al igual que “Los indios que acompañaban a Samuel Hearn pintaban sus tótems sobre sus escudos antes de entrar en combate” (Durkheim, 1982, p. 105), como se puede apreciar en la siguiente foto:
Además, es tan fuerte el sentido de pertenencia que algunos hinchas consideran al equipo como lo más importante en sus vidas, como se puede notar en la próxima foto:
El equipo, entonces, se convierte en aquel espacio sagrado de la vida, opuesto al profano, en el cual el hincha/devoto quiere pasar la mayor parte de su vida (Eliade, 2014) y, por esta misma razón, no puede ser cuestionado, sino solo amado, como se puede ver en la siguiente imagen de los aficionados de Roma, que dice “La Roma no se cuestiona. Se ama”:
Estamos frente a un amor incondicional en el cual hay que confiar ciegamente, como el que se puede experimentar, por ejemplo, hacia el dios cristiano:
La última semejanza entre fútbol y religión que quiero abordar tiene que ver con las relaciones que se instauran entre los aficionados y los futbolistas. Los primeros llegan a considerar a algunos futbolistas como seres suprahumanos, a los cuales dedican himnos celebrativos y cantos/rezos para que jueguen bien y cumplan con el milagro de realizar goles. A continuación, es posible leer dos ejemplos de himnos celebrativos dedicados a dos grandes futbolistas que han jugado en Italia, es decir Diego Maradona y Roberto Baggio, cantados, respectivamente, por los hinchas del Nápoles y los de la Fiorentina:
“Oh mamá, mamá, mamá,
Oh mamá, mamá, mamá,
¿Quieres saber porque me late el corazón?
He visto a Maradona,
He visto a Maradona,
Oh mamá enamorado estoy”.
“¿Sabes quién es aquel jugador que juega al fútbol mejor que Pelé?:
Baggio,
Roberto Baggio,
Roberto Baggio,
Roberto Baggio
Rezando a los superhumanos para que realicen el milagro del gol”.
Ya que los futbolistas son considerados suprahumanos, los hinchas llegan también a rezarles para que realicen el milagro del gol, como se puede apreciar en el próximo canto dedicado a Gigi Marulla, gran delantero (que en paz descanse) del Cosenza:
“Por favor, mete un gol
y mete un gol
vamos Marulla mete un gol,
toda la curva te lo pide en coro,
vamos Marulla mete un gol”.
Otra manera de rendir culto a los suprahumanos es, seguramente, la exposición de imágenes a ellos dedicadas, que, además, contribuyen también a fortalecer el sentido de pertenencia hacia el equipo y que se parecen, además, a los comportamientos de muchos devotos de santos católicos, como se puede ver en las próximas dos imágenes:
Quiero terminar este breve texto concentrando mi atención en el más grande futbolista de todos los tiempos, Diego Maradona, cuyos aficionados, principalmente napolitanos y argentinos, han convertido en un santo, hasta crear una nueva religión a él dedicada. Como lo ha destacado Gianfranco Pecchinenda (2014, p. 62) cuando se supo que Maradona llegaría a Nápoles, se difundió una gran “expectativa hacia un personaje con características heroicas, hacia un ser que llevaba consigo una presencia (en el sentido típico de Parusía), un testimonio divino, una esencia ideal en el mundo material maltratado de la realidad napolitana”. Varios diarios de aquella época representaban a Maradona como un mesías, como se puede apreciar en este ejemplo: “5 de julio de 1984, una fecha histórica: Maradona aterriza en Nápoles. Es la llegada del Mesías del fútbol, el que traerá el campeonato al Golfo”
Después de haber terminado su misión (Maradona hizo ganar al Nápoles dos “scudetti” y una Copa Uefa), Maradona se convirtió realmente en santo patrono de Nápoles, junto con San Gennaro, como lo testimonia, entre otras cosas, la gran devoción que se ha desarrollado entorno a un cabello de Diego, considerado milagroso y custodiado en la cafetería “Bar Nilo”, a unos pocos metros de la Catedral en la cual se guarda la sangre de San Gennaro (Nápoles).
La devoción hacia Maradona se ha vuelto tan fuerte que, en 2001, ha llevado algunos de sus admiradores, en la ciudad de Rosario (Argentina), a crear “La Iglesia Maradoniana”, una religión dedicada exclusivamente al más grande futbolista de todos los tiempos. En la Iglesia Maradoniana se celebran bautismos, matrimonios y momentos importantes de la aventura futbolística de Maradona, creando, por lo tanto, una suerte de calendario maradoniano que “conmemora en el espacio de un año todas las fases cosmogónicas que ocurrieron ab origine” (Eliade, 2014). La iglesia tiene, además, sus propios mandamientos, basados en ideas y aspectos relacionados con el grande Diego.
A manera de síntesis, quiero destacar las cuatro modalidades principales (que yo he encontrado y que, sin embargo, no pretenden ser exhaustivas) a través de las cuales es posible identificar interesantes semejanzas entre el fútbol y la religión en el contexto italiano, es decir:
1) las actividades ceremoniales y rituales regulares, que implican sacrificios, esfuerzos y compromiso por parte de los aficionados;
2) el fuerte sentido de pertenencia e identidad grupal en torno a los símbolos sagrados del equipo/tótem, tanto que, para muchos hinchas, el equipo representa toda su vida (lo sagrado opuesto a lo profano) y lo aman de manera incondicional, sin cuestionarlo, como una persona religiosa ama a su dios;
3) en los partidos, es posible identificar en el lenguaje y los comportamientos de aficionados y futbolistas, referencias teológicas a la lucha entre el bien y el mal, a la muerte (la derrota) y a la resurrección (victoria) (Davie, 1993);
4) finalmente, los hinchas ven a los futbolistas de su equipo como seres suprahumanos con los cuales instauran una relación de devoción (2), que se expresa a través del culto de sus imágenes y mediante himnos/cantos celebrativos y rezos a ellos dedicados.
Concluyendo, quiero recordar que la utilidad de este ejercicio vuelto a buscar “la religión por fuera de las “religiones” (Frigerio, 2020), y de manera más específica en el fútbol, reside, entre otras cosas, en la posibilidad de abrir el campo de estudios de la religión hacia fenómenos no exclusivamente católicos, ampliando sus herramientas teóricas metodológicas y, también, el significado mismo del concepto de religión (Frigerio, 2018; Frigerio, 2020; Frigerio, 2021).
* Sobre el título: “Dios Umano” es el título de un mural realizado por el artista Jorit, en honor de Diego Maradona, en la ciudad de Nápoles. «La religión por fuera de las religiones» hace referencia al título de un texto de Alejandro Frigerio (2020) mencionado en el artículo.
(1) Existen también unos pocos estudios de corte socio-antropológicos. Véanse, por ejemplo: Acuña Delgado, Acuña Gómez, 2017; Bifulco y Dini, 2014; Coles, 1975; Davie, 1992; Davie, 1993; Frigerio, 1991; Gómez Barbosa, 2010; Pecchinenda, 2014; Petrognani, 2018.
(2) El término devoto proviene del latín “devotus”, que significa: consagrado/dedicado totalmente a.
Referencias
Acuña Delgado, A. y Acuña Gómez, G. (2017). Mitos, ritos, identidad y alteridad en un estadio de fútbol. Disparidades. Revista De Antropología, 72(2), 505–526.
Bifulco, L. y Dini, V. (2014). Maradona. Sociologia di un mito globale, Associazione Ipermedium libri: Italia.
Coles, R. W. (1975). Football as Surrogate Religion en Hill, M. (ed.) Sociological Yearbook of Religion vol VI London SCM: Inglaterra.
Dave, G. (1993). Believing without Belonging. A Liverpool Case Study / Croyance sans appartenance. Le cas de Liverpool. En: Archives des sciences sociales des religions. N. 81, pp. 79-89.
Davie, G. (1992). Youll Never Walk The Anfield Pilgrimage en Reader y Walter, Pilgrimage and Popular Culture London MacMillan 1992.
Durkheim, E. (1982). Las formas elementales de la vida religiosa. Akal Editor: España.
Eliade, M. (2011). El mito del eterno retorno. Alianza Editorial: España.
Eliade, M. (2014). Lo sagrado y lo profano. Paidós: Argentina.
Frigerio, A. (1991). Quando a magia é legítima?. Revista USP, (11), 56-64.
Frigerio, A. (2018). ¿Por qué no podemos ver la diversidad religiosa?: Cuestionando el paradigma católico-céntrico en el estudio de la religión en Latinoamérica. Revista Cultura y Representaciones Sociales, 24, 51-95.
Frigerio, A. (2020). Encontrando la religión por fuera de las “religiones”: Una propuesta para visibilizar el amplio y rico mundo social que hay entre las “iglesias” y el “individuo” Religião e Sociedade, 40(3): 21-47.
Frigerio, A. (2021) “Religión, by any means necessary. Ejemplos de toda esa diversidad religiosa a nuestro alrededor”, Etnografías Contemporáneas, 7 (13), pp. 270-299.
Gabaldón Martínez, M. (2003). El trofeo y los rituales de victoria como símbolos del poder en el mundo helenístico, en Cuadernos De Prehistoria Y Arqueología De La Universidad Autónoma De Madrid, VOL. 29, pp. 128-130.
Girard, R. (2002). Veo a Satán caer como un relámpago. Anagrama: España.
Gómez Barbosa, A. (2010). Lo sagrado del rebaño. El fútbol como integrador de identidades, El Colegio de Jalisco: México.
Pecchinenda, G. (2014). Io l’ho visto! Tracce del sacro nel mito di Maradona, en Bifulco L. y Dini V., Maradona. Sociologia di un mito globale, Associazione Ipermedium libri: Italia.
Petrognani, C. (2018). Calcio e religione in Brasile. Uno studio antropologico del ‘fechamento’. EUT Edizioni Università di Trieste: Italia.
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