Pensar lo religioso desde los aportes de la antropología brasileña

«O Batizado de Macunaíma» – Tarsila do Amaral, 1956

 

por Renée de la Torre (CIESAS Occidente, México)

México y Brasil son representantes de dos muy importantes tradiciones antropológicas. La de México con más tradición vinculada a los pueblos y culturas indígenas. La de Brasil más reciente, pero creativa y desafiante para las culturas contemporáneas. Aunque son muy distintas, entre ellas existen nexos y articulaciones históricas que se estrecharon gracias a la residencia, durante 1979 y 1980, de Roberto Cardoso de Oliveira en México. Cardoso se relacionó con varios antropólogos indigenistas como Guillermo Bonfil Batalla, Rodolfo Stavenhagen, Miguel Bartolomé y Alicia Barabás. Desde entonces ambas antropologías se han enriquecido mutuamente. No es gratuito que CIESAS aloje la Cátedra Roberto Cardoso de Oliveira, desde la cual se fomenta el intercambio entre las antropologías latinoamericanas. Este esfuerzo, que se entabló desde el 2008, ha contribuido a mantener intercambio de profesores y alumnos, a promover proyectos y publicaciones conjuntas. Además, dio inicio a la EMBRA (Encuentros México Brasil de Antropología), que ha realizado encuentros académicos para favorecer el flujo de ideas, entre ambos países, sobre temas comunes para reconocer las diferencias de nuestros enfoques.

Admiro mucho la perspectiva de la antropología brasileña porque siempre mantiene un espíritu crítico, dinámico y muy creativo. Es una antropología que recibe muchas influencias, tanto del estructuralismo francés (en parte heredado de Lévis Strauss) como del funcionalismo inglés. Como una vez dijo el antropólogo argentino Pablo Seman –quien se formó en la UFRGS— “los antropólogos brasileños cultivan de maravilla la etnografía”.

Santa Irapitinga do Segredo – Tarsila do Amaral, 1941

 

Desde hace más de dos décadas, he encontrado en los colegas brasileños a extraordinarios cómplices académicos. Sin duda, los brasileños son los líderes en el estudio de lo religioso en América Latina: su país representa un campo exuberante de manifestaciones para entender los procesos de reconfiguración del campo religioso. Por ello, no es sorpresa que los estudios religiosos tengan facultades en las universidades brasileñas, ni que haya varias revistas especializadas en el tema: Debates do Ner, Revista Brasileira de História das Religiões, Religiao &. Sociedade, International Journal of Latina American Religions, Revista Rever, Ciências Sociais e Religião, por citar algunas. De igual manera, en las facultades de antropología existen líneas de investigación y seminarios especializados en el tema.

Cuando comencé a investigar sobre este tema, la literatura académica brasileña ofrecía planteamientos muy importantes en distintas obras: Carnavales, malandros y héroes, de Roberto da Mata, traducido y publicado por el Fondo de Cultura Económica; los textos sobre sincretismo de Pierre Sanchiz y las innovadoras encuestas realizadas por el recién fallecido Carlos Rodríguez Brandao. Los autores que tuvieron impacto en mis marcos teóricos idearon nuevas maneras de ver e interrogar los cambios religiosos. Los estudios brasileños destacaban también por la articulación intelectual de la academia con la teología de la liberación de la decada de los setenta. Posteriormente, fueron los líderes en los estudios sobre protestantismo y movimientos pentecostales (1) en los que destacaron varios autores: Ari Pedro Oro, Joanildo Burity, Ricardo Mariano, Airton Luiz Jungblut, Leonildo Siveira Campos, Maria das Dores Campos Machado, entre otros. Los temas investigados varían: religiones afrobrasileñas, como el candomblé y umbanda, estudiados por Reginaldo Prandi y Bernardo Lewgoy; el estudio sobre el espiritualismo, ya que Brasil es el país donde más floreció el espiritismo kardecista, estudiado por David Hess, que, como lo desarrolla Marcelo Ayres Camurça, ha experimentado distintas ramificaciones populares, algunas más recientes vinculadas a los nuevos movimientos espirituales. No podrían faltar los estudios sobre la Nueva Era y las múltiples adaptaciones de espiritualidades variadas y sincréticas, estudiadas por José Ghuillerme Magnani, Silas Guerriero, Carlos Alberto Steill y Rodrigo Toniol. En suma, Brasil constituye el gran laboratorio de la hibridación cultural que atañe a la reconfiguración del campo religioso. Esta perspectiva está presente en los horizontes teóricos de los colegas brasileños.

Procissão – Tarsila do Amaral, 1941

 

He de confesar que, desde hace varios años, cuando asistí a los congresos de LASA (Latin American Studies Asociation) y a los congresos de ALER (Asociación Latinoamericana de Estudios de la Religión) me sentí atraída por las formas de exponer, dialogar y discutir de mis colegas brasileños. Aunque debido a que hablaban portugués y nadie más en Latinoamérica lo habla como lengua materna, acostumbraban a tener sus seminarios a veces muy segregados del resto. A mí me gustaba meterme en ellos como oyente. Al inicio entendía la mitad de lo que decían, pero me cautivaba la pasión con la que se expresaban. Luego fui afinando mi oído y pude entenderlos mejor. Me gustaba la manera franca, abierta e incluso agresiva de discutir sus puntos de vista. Algo que no existía en el ambiente mexicano, donde discutir se considera el inicio de la enemistad. Los brasileños discutían como si se debatieran el balón. Los argumentos se esgrimían con energía. Pero al final se abrazaban, se besaban y luego se iban a tomar una copa juntos.

Fue así que conocí a varios colegas con los cuales entablé colaboraciones duraderas. Con la antropóloga María de Lourdes Beldi de Alcántara y María Luisa Sandoval Schmidt escribí un capítulo de un libro sobre la cultura brasileña (2). Yo escribí sobre cómo era mirada y admirada desde el exterior mediante ciertos semáforos identitarios, y mis colegas brasileñas rescribían cómo éstos eran disputados al interior de Brasil. María de Lourdes, Lou, de cariño, me invitó a los seminarios más productivos sobre imaginarios religiosos. Asistí a tres. Fueron un lujo: éramos alrededor de veinte personas y, entre ellas, se conjuntaba a los mejores exponentes de la antropología brasileña dedicada a los estudios de la religión. Otavio Velho, José Ghuillerme Cantor Magnani, Renato Ortiz, Ari Pedro Oro, Carlos Steil son algunos de los que recuerdo. También, desde la década de los noventa, comencé a asistir y participar en la Asociación de Cientistas de la Religión del Merco Sur. Una asociación que, si bien no incluía a México, me abría las puertas; era el espacio de encuentro con los colegas sudamericanos. Varios de mis compañeros argentinos se formaron en Brasil. La antropología de la religión brasileña ocupaba, y ocupa, un liderazgo teórico y etnográfico en los estudios sobre lo religioso. Para mi era muy importante mantener el diálogo con mis colegas del Cono Sur. Hace dos años, la afluencia de mexicanos, colombianos, peruanos y de otras nacionalidades latinoamericanas, en las jornadas organizadas por la asociación, provocó que cambiara de nombre. Ahora se llama ACSRAL (Asociación de Cientistas Sociales de la religión en América Latina).

Religião Brasileira III – Tarsila do Amaral, 1964

 

Alguna vez, durante una estancia en el IHEAL, en París, me invitó la Unión Latina a un congreso sobre la latinidad contemporánea. En él expresé que, aunque fue un invento colonial de los franceses para anexar las colonias españolas, la región latinoamericana ha tenido el gran mérito de unir a México y a Brasil en un horizonte histórico que supera la región idiomática, y la región geográfica Norte-centro-sur.

A principios de la década de 2000 coordiné junto con Kali Argyriadis un proyecto transnacional que incluía a investigadores de Francia, de África y de América Latina, principalmente de Brasil, Argentina y México. El nombre del proyecto fue Religiones transnacionales de los sures: entre etnización y universalizaciónfinanciado por ANR y CONACYT. En él, se derivaron una serie de libros en los cuales los brasileños estuvieron presentes. El libro En sentido contrario Transnacionalización de religiones africanas, latinoamericanas (Argyriadis, De la Torre, Capone y Mary, 2012) incluyó un capítulo de Ari Pedro Oro, en coautoría con el antropólogo francés, Damien Mottier, sobre la transnacionalización de las iglesias pentecostales rumbo a Europa. El don de la ubicuidad. Rituales étnicos multisituados. (De la Torre, 2012) incluyó un apartado comparativo sobre el culto a la orisha de la religiosa afrobrasileña Yemayá, atendiendo sus variaciones y relocalizaciones en diferentes lugares donde actualmente se celebra este ritual: Miami, Veracruz, Río de la Plata, Porto Alegre, Río de Janeiro y Montevideo. El libro Variaciones Latinoamericanas del New Age (De la Torre, Gutiérrez y Juárez-Huet, 2013), que también fue publicado en inglés (De la Torre, Gutiérrez y Juárez-Huet, 2016), incluyó varios capítulos sobre la manera en que se adoptaba y se adaptaba en Brasil este movimiento espiritual globalizado; en él, participaron José Guillerme Cantor Magnani, Carlos Alberto Steil, Silas Guerriero y Deis Siqueira como autores de capítulos. Posteriormente, como consolidación de estas relaciones, dedicamos un libro completo para comparar los enraizamientos de las espiritualidades derivadas de la Nueva Era en un libro que coordinamos Carlos Albero Steill, Rodrigo Toniol y yo titulado Entre Trópicos. Diálogos de estudios Nueva Era entre México y Brasil, (Steil, De la Torre y Toniol, 2018), traducido al portugués Entre Trópicos Diálogos de estudos sobre a Nova Era no Brasil e no México (Steil, De la Torre y Toniol, 2022). Entre Trópicos alude a lo que está entre las fronteras geográficas que vinculan lo que hacia afuera distinguen y separan. Es un libro que se estructura en líneas o temas convergentes de investigación sobre el impacto de la Nueva Era en diferentes contextos sociales en México y Brasil: salud y circuitos de medicina alternativa, espiritualidad, plantas de poder y neochamanismo, etnicidad, turismo, ecovillas, género y proyectos ambientalistas. El proyecto editorial tuvo como finalidad consolidar un diálogo entre ambos países, que han sido exotizados por los buscadores de espiritualidades Nueva Era, con el fin de evidenciar el entrecruce de temas en común a partir de los cuales se pueden apreciar los puntos de contacto, que incluyen tanto las similitudes que explican el fenómeno global de la Nueva Era, como las diferencias y contrastes de sus apropiaciones y reformulaciones regionales y nacionales.

Religião Brasileira – Tarsila do Amaral, 1927

 

He participado en varios congresos y en publicaciones hechas en Brasil. Lo que me provoca y me gusta es que siempre desafían las formas estandarizadas y legitimadas de situar las problemáticas. Daré algunos ejemplos que ponen en relieve la creatividad de los antropólogos brasileños y que, considero, debemos emular. Cuando publiqué en la revista Imaginarios, de la Universidad de Sao Paulo, aprecié que todos los artículos se publicarán en espejo en portugués y en inglés. El esfuerzo bilingüe en las publicaciones es un gran acierto, ojalá así lo procuráramos para salir de nuestros limites idiomáticos. Otro ejemplo: cuando fui invitada a publicar un capítulo en la revista Debates Do NER valoré la forma innovadora de publicar un ensayo central y convocar a otros colegas a debatir y comentar en torno a él. Esta idea fue retomada en el diseño de la Revista Encartes, de la cual soy directora editorial, al proponer la sección de Coloquios. Considero que más que emular a las revistas de altos índices que promueven un individualismo e incluso publicaciones aisladas de contextos de diálogo, debemos aprender del Sur brasileño para fomentar y ejercitar el debate y la comunidad.

Sin duda, los brasileños siempre están muy actualizados en los debates antropológicos. Mi contacto con los brasileños me actualiza en los giros actuales que experimentan las ciencias sociales; por ejemplo, durante mi estancia como investigadora invitada en la Universidad Federal de Río Grande del Sur en la ciudad de Porto Alegre pude participar en el seminario Sobrenaturezas coordinado por Caros Steil e Isabel Moura donde se articulaban novedosos temas relacionados a la sacralización de la naturaleza. En este seminario coincidían psicólogos, educadores y antropólogos, algo difícil de encontrar en México.

Por último, en las investigaciones actuales de los brasileños siempre desafían las convenciones de la materia. Con ellos he aprendido a abrirme a conocer los giros que añaden a la investigación nuevas perspectivas de estudio. Por ejemplo, los giros hacia la materialidad donde sobresalen los planteamientos de Bruno Latour, sobre la agencia de las cosas; Tim Ingold, sobre las líneas invisibles que atraviesan y reconectan a los lugares; Brigit Meyer, sobre las cosas y sus competencias estéticas religiosas que generan experiencias sensibles y Thomas Csordas, sobre el embodiment (corporalidad), por citar a los que hoy están presentes en las arriesgadas formas de diseñar las preguntas y orientaciones de los jóvenes investigadores brasileños.

Sagrado Coração – Tarsila do Amaral, 1904

 

En suma, quiero suscribir la importancia de los intercambios entre la antropología mexicana y brasileña, pues considero que si hay alguna antropología religiosa de frontera es la que impulsan los colegas brasileños. Estudian lo religioso desde el arte, como Emerson Giumbelli; desde la medicina, como Rodrigo Toniol; desde el turismo, como Carlos Steil; en diáspora, como Cristina Rocha; desde la política y los parlamentos, como Patricia Birman; desde los movimientos sociales, como Paula Montero, y para los nuevos populismos, desde el chamanismo y la etnogénesis, como Isabel De Rose y Jean Langdon. La lista es imposible de completar y la extensión de este artículo no me ofrece la oportunidad de nombrar a todos los referentes que abonan a imaginar los estudios etnográficos de lo religioso desde renovados lugares, pero a partir del suelo mexicano.

Este texto fue publicado originalmente en la revista Ichan Tecolotl

(1) Actualmente, el neopentecostalismo brasileño ha cobrado un fuerte impacto en la política. Además, se transnacionalizó, imprimiendo nuevas modalidades.

(2) María de Lourdes Beldi de Alcántara, María Luisa Sandoval Schmidt y Renée de la Torre “Questão da cultura brasileira olhando a cultura brasilera. O espelho e o caleidoscópio”, en José Eustaquio Romão y José Eduardo de Oliveira (coords.) Questões do Século XXI, No. 100, Sao Paulo, 2003, pp. 49-66.

Bibiliografía

Argyriadis, Kali, Renée de la Torre, Stefania Capone y André Mary (coords.) (2012) En sentido contrario Transnacionalización de religiones africanas, latinoamericanas. México: CIESAS/IRD.

Beldi de Alcántara, María de Lourdes, María Luisa Sandoval Schmidt y Renée de la Torre “ (2003) “Olhando a cultura brasileira: entre epelho o caleidoscópio”, en José Eustaquio Romao y José Eduardo de Oliveira (coords.) Questioes do Século XXI, No. 100, Tomo I, Sao Paulo: Cortez editora, pp. 49-66.

De la Torre, Renée (2012) El don de la ubicuidad. Rituales étnicos multisituados. México: Ciesas.

De la Torre, Renée, Cristina Gutiérrez Zúñiga y Nahayeilly Juárez Huet, (coords.) (2013)Variaciones Latinoamericanas del New Age. México: CIESAS.

De la Torre, Renée, Cristina Gutiérrez Zúñiga y Nahayeilly Juárez Huet, (coords.) (2016) New Age in Latin America: Popular variations and ethnic appropriations. Leyden/Boston: Brill.

Steil, Carlos, Renée de la Torre y Rodrigo Toniol (eds.) (2018) Entre Trópicos. Diálogos de estudios Nueva Era entre México y Brasil, México: CIESAS/ El Colegio de San Luis.

Steil, Carlos, Renée de la Torre y Rodrigo Toniol (eds.) (2022) Entre Trópicos Diálogos de estudos sobre a Nova Era no Brasil e no México, Florianaplis: ABA Publicaciones.

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Renée de la Torre

Renée de la Torre

Reneé de la Torre es Doctora en Antropología Social por el CIESAS y la Universidad de Guadalajara. Anteriormente recibió la Licenciatura y Maestría en Ciencias de la Comunicación en el ITESO. Es investigadora nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y miembro de la Academia Mexicana de las Ciencias.
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