El GREPO – Grupo de Estudos de Gênero, Religião e Política da PUC-SP- realizó el Seminário Internacional Catolicismos, direitas cristãs e ideologia de gênero na América Latina, entre los días 31/03 y 01/04 de 2021. En esta primera parte, presentamos dos de cinco crónicas que reflexionan sobre los debates que se dieron entre investigadores/as de diferentes países latinoamericanos: Brenda Carranza (LARUNICAMP, Brasil), Flávia Biroli (UnB, Brasil), Juan Marco Vaggione (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina), Lucas Bulgarelli (Comissão da Diversidade OAB/SP, Brasil), Maria das Dores Campos Machado (UFRJ, Brasil), Maria Eugenia Patiño (Universidad de Aguas Calientes, México), Maria José Rosado Nunes (PUC-SP, Brasil), Olívia Bandeira (GREPO, Brasil) y Sandra Mazo (Católicas por el Derecho a Decidir, Colombia). (VIDEO DE LA SESIÓN 1 DEL SEMINARIO AL FINALIZAR ESTA ENTRADA)
1) Neoconservadurismo, el hijo pródigo que regresa con nueva vestimenta
por Gisele Cristina Pereira (Pontificia Universidade Católica, São Paulo)
El neoconservadurismo, que ya podemos asumir como una terminología que conserva una amplia pluralidad, se ha convertido en un elemento central para entender la política en Brasil, así como en muchos países latinoamericanos, en las últimas décadas. No es posible entender la política, los procesos democráticos, así como lo que se ha llamado des-democratización – un proceso de debilitamiento de la democracia «[…] no como rupturas drásticas (golpe), sino instituciones que se socavan internamente, a veces con la retirada de disposiciones legales, en otras con prácticas difamatorias disfrazadas de argumento» (Teixeira y Carranza, 2021) – sin considerar el papel que juegan los conservadurismos en la arena política. Dentro de este espectro multifacético, las derechas cristianas juegan un papel especial, siendo objeto de análisis del seminario en el que se basan las reflexiones de esta crónica,
Diferentes Ciencias Sociales y Humanas se han centrado en la investigación de este fenómeno, entendido por algunos como neoconservadurismo, asumiendo por el prefijo neo la existencia de una determinada particularidad en su contenido y forma, aunque se reconoce que no es una novedad completa. Si, por un lado, hay muchas características, estructuras de movimientos conservadores anteriores, por otro, hay nuevas características y formas que nos permiten hablar de un nuevo tipo de conservadurismo (Biroli, Machado, Vaggione, 2020).
Durante el Seminario, uno de los principales puntos planteados por los/as interlocutores/as fue el cuestionamiento sobre el término «ascenso» al referirse a las derechas religiosas y cristianas, suscitado por la primera pregunta orientadora del Seminario: ¿Qué factores, en general, considera relevantes para explicar ese fenómeno en América Latina?
Cuestionado el primer día por Juan Marco Vaggione y recuperado por Flávia Biroli el segundo, el término «ascenso» planteó interrogantes sobre su relevancia para referirse a los contextos de América Latina, marcados por dictaduras cívico-militares que tuvieron, entre los segmentos de la sociedad civil, apoyo de las derechas cristianas. En Brasil, la Marcha con Dios por la Familia es una prueba contundente de ello.
Los discursos conducen a un entendimiento común de que el conservadurismo no sería un extraño que de repente llama a la puerta sorprendiendo a los “residentes” que allí viven. Más bien se presenta como un integrante familiar, un elemento atávico que, a pesar de causar malestar en algunos, es acogido con alegría por el padre. Como niño que regresa a casa, el conservadurismo no ha dejado de existir, sino que fue siempre conservado como recuerdo vivo en la vida social y política cotidiana.
Biroli afirma justamente que estos actores conservadores no son extraños sino parte del sistema político. Se mueven a través de diferentes plataformas, en una relación que caracteriza como de incentivos y limitaciones. En la misma dirección, María Eugenia Patiño señala que tampoco ve un ascenso en México en sentido estricto. Identifica en la lucha, promovida desde la teología y doctrina católica, entre la “cultura de la vida” y la “cultura de la muerte”, raíces de lo que luego se llamará “ideología de género”.
Existe, por lo tanto, una coincidencia en el entendimiento de que no hay exactamente un surgimiento de algo absolutamente nuevo, sino una nueva “aparición” que guarda similitudes y en ocasiones recupera los “fantasmas” creados y alimentados anteriormente, como el peligro comunista que acechaba el orden social y moral y cuya amenaza justificaba la necesidad de una dictadura para contenerlo.
Pero, como ya dijo Heráclito, no es posible bañarse dos veces en el mismo río, porque tanto el río como quien se baña en él están en constante transformación. La metáfora de Heráclito puede relacionarse con la parábola del hijo pródigo y su alusión al fenómeno aquí analizado. Aunque reconozca a su hijo a su regreso, no es exactamente el mismo, ni la casa de acogida ha permanecido intacta. Lo mismo puede decirse del conservadurismo que retoma hoy su cercanía al poder en muchos países y que estructuralmente mantiene muchas expresiones anteriores, pero llega vistiendo un nueva “ropa» caracterizada por nuevas formas de presentarse y relacionarse en el espacio público, nuevas estrategias en un contexto, también, distinto al anterior.
Pero ¿qué hay de nuevo exactamente en este neoconservadurismo? Aun así, ¿qué es similar y particular en los diferentes contextos en los que se desarrolla?
Flávia Biroli identifica, especialmente en el caso brasileño, cambios en los patrones de acción y composición de las alianzas. Una de las características de este neoconservadurismo sería su actuación en contextos democráticos, en los que se establecen alianzas inverosímiles dentro y fuera del espectro religioso y en campos divergentes. Este es el caso de las coaliciones que formaron los gobiernos del PT y en las que participaron actores que hoy se asumen como actores conservadores y de derecha. La bancada religiosa del Congreso brasileño se desarrolló precisamente durante la duración del Proyecto Democrático Popular del PT, contribuyendo luego a su ruina.
Otra particularidad de la actual manifestación del conservadurismo – presentada por Olívia Bandeira a partir de las reflexiones acumuladas por la investigación del GREPO – es el papel que juegan los medios de comunicación como estrategia y como escenario de disputas políticas. Un elemento importante para considerar en este sentido son los cambios en el sistema de medios en las últimas décadas a partir de la expansión de internet y la extensión de las grandes plataformas digitales. En el modelo actual, recuerda Olívia, la economía se mueve desde los datos personales por los algoritmos de las plataformas digitales, favoreciendo la circulación de discursos de odio y grandes actuaciones sensacionalistas.
También en el caso mexicano, las marchas familiares hacen uso de estas grandes plataformas digitales, posibilitando un alcance que la incidencia en el espacio público físico e incluso su difusión por medios tradicionales, no permitirían.
Otra convergencia entre los análisis es la comprensión del neoconservadurismo como una forma de reacción de actores colectivos políticos y religiosos ante los logros de los derechos sexuales y reproductivos en las últimas décadas. La reflexión también converge en torno a la no exclusividad como dispositivo de las derechas, menos aún de las derechas religiosas.
María Eugenia Patiño enfatiza cuánto se cruzan nuestras realidades en América Latina, lo que demuestra el evidente carácter transnacional del neoconservadurismo. A partir de la investigación de los movimientos de la sociedad civil en México que se articulan contra el matrimonio igualitario, observa una coincidencia temporal en el surgimiento de movimientos conservadores en la región. A pesar de los diferentes motivos que los motivaron, algunos elementos los vinculan.
El Frente Nacional por la Familia de México surge como reacción a la propuesta de matrimonio igualitario presentada por el presidente Enrique Peña Nieto en 2016. En ese mismo año se inició en Perú la articulación “Con mis hijos no te metas” y cuyo núcleo es la oposición a la llamada “ideología de género” en los contenidos de las escuelas de educación básica. También en ese año tuvo lugar en Argentina la Ola Celeste, grupos que se articularon en reacción a la Ola Verde, caracterizada por la movilización de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Asimismo, podemos agregar el caso de Colombia, también en 2016, donde el tema de la ideología de género fue movilizado por grupos que se oponían al acuerdo de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), caso abordado el primer día por Sandra Mazo.
En aquel momento, Brasil vivía el juicio político a Dilma Rousseff, para lo cual fue movilizado el capital moral acumulado previamente con las discusiones en torno al objetivo de igualdad de género en el PNE (Plan Nacional de Educación) en 2014. Recordemos que la “familia” fue uno de los términos más evocados en las justificaciones de quienes votaron a favor del juicio político a la entonces presidenta. Así también, tuvo una fuerte presencia en las elecciones de 2018 que llevaron a Bolsonaro y su agenda moral al cargo de presidente de la República.
Patiño se pregunta por qué estos grupos opuestos a los avances de los movimientos feminista y LGBTI + aparecen en el espacio público con tanta rapidez. Esta velocidad tendría que ver, según ella, precisamente con estas estructuras preexistentes, que se activan fácilmente como reacción a derechos percibidos como amenazas. La categoría “familia”, por ejemplo, ha sido un núcleo fundamental para la movilización de estos actores.
Si, tal como se demostró y sostengo, se trata de una reanudación más que del surgimiento de algo absolutamente nuevo, en cualquier caso la pregunta inicial sigue vigente, aunque reformulada: ¿qué factores son relevantes para explicar este resurgimiento del conservadurismo como expresión política hegemónica casi simultáneamente en diferentes países de América Latina y en la cual las derechas cristianas juegan un papel central?
Sin duda, encontraremos en la historia compartida de la colonización, en la que la Iglesia católica ligada a las respectivas coronas ibéricas fue corresponsable del orden jurídico, político y social, elementos que ayudan en esta comprensión. Los contextos particulares presentados también nos brindan pistas valiosas sobre las acciones y formas únicas o similares que toman en cada uno de los países latinoamericanos. Sin embargo, parece que sólo los procesos políticos vistos en sí mismos en su articulación con lo religioso no explican estas coincidencias que van más allá de América Latina y se perciben también en el caso de Estados Unidos y algunos países europeos.
Si, como aparece, el neoconservadurismo, en sus diferentes matices, es a la vez causa y efecto de los procesos de desdemocratización en la región, ¿qué explica esta dialéctica que se manifiesta de tal manera en diferentes países, contextos sociales y políticos? ¿Qué los unifica más allá de la forma aparente en que se presentan, sino las mismas causas que los favorecen o producen? Volviendo a la analogía del título, podemos preguntarle a este neoconservadurismo cuáles fueron las razones que lo devolvieron al centro en este momento y con este “vestido” particular.
A modo de respuesta, se plantean nuevos interrogantes para comprender este fenómeno, sus antecedentes, causas estructurales, estrategias, modos de funcionamiento y relaciones que establece entre los distintos ámbitos de la arena pública.
Bibliografía
BIROLI, Flávia, MACHADO, Maria das Dores Campos e VAGGIONE, Juan Marco. Gênero, Neoconservadorismo e Democracia: disputas e retrocessos na América Latina. 1. ed – São Paulo. Boitempo, 2020
CARRANZA, Brenda; Teixeira, Ana Claudia (2021) Ultraconservadores e a Campanha da Fraternidade: lógica de confronto. In: Revista Le Monde Diplomatique, Brasil – (04. março. 2021). Disponible aquí.
Gisele Cristina Pereira es Maestranda en Ciência da Religião por la PUC-SP, donde también integra el grupo de investigación GREPO – Gênero Religião e Política; con especialización en Ciência da Religião por la misma universidad. Bacharel y licenciada en Historia por la Universidade Estadual Paulista. Es coordinadora de la ONG Católicas pelo Direito de Decidir.
Publicado originalmente en portugués, en el blog del Laboratório de Antropologia da Religião (LAR) -UNICAMP, Brasil. Disponible aquí.
2) Mentes y corazones – Estrategias de narrativas neoconservadoras en Brasil
por Eliane Brito (Pontifícia Universidade Católica de São Paulo)
Cuando observamos la construcción de narrativas neoconservadoras –aquellas que responden al fenómeno actual, observado en las democracias de varios países, caracterizadas por una ideología conservadora, por alianzas entre diferentes actores (religiosos o no), por la legalidad de la moral y por la defensa del capitalismo a través de su relación con el neoliberalismo- en América Latina, especialmente en Brasil, se destacan algunas características, como el uso de las emociones como activo político; la atribución de todos los males sociales al desorden moral y la rápida asimilación de las nuevas tecnologías de la información, así como de las nuevas formas de mensaje.
El uso de las emociones para un propósito específico no es algo nuevo, especialmente en el ámbito político, y ha sido un tema de estudio desde la Antigua Grecia. Si bien fueron objeto de las reflexiones de Platón, es el libro II de la Retórica de Aristóteles que pasó a conocerse como La Retórica de las Pasiones, que sistematizaría de manera más completa las pasiones (páthe), enumerando los prerrequisitos más comunes y necesarios para que un rector tuviese éxito. Según el filósofo griego, las pasiones son “todos aquellos sentimientos que, provocando cambios en las personas, hacen variar sus juicios” (ARISTÓTELES, 2000). Si consideramos que el fin último de la Retórica es la persuasión, un buen rector será aquel que sea capaz de encontrar o despertar en su público las pasiones disponibles. Este prerrequisito de disponibilidad es muy importante, ya que «una audiencia solo sentirá una cierta pasión (afecto) si está abierta, según su predisposición cognitiva, a sentir esa emoción» (FIGUEIREDO, 2019).
Pensando en el contexto brasileño, especialmente a partir de 2013, es posible afirmar que existía una situación favorable para que las ideas neoconservadoras fueran difundidas y absorbidas. La crisis que atravesábamos no era sólo social, provocada por el capitalismo neoliberal, sino también institucional. Con la espectacularización, por parte de los medios convencionales, a través de la amplia cobertura de la operación Lava Jato, la incredulidad en la política, en los “políticos profesionales” y en la democracia misma, alcanzó su cúspide. Además, la consecución de derechos por parte de las minorías culminaría en una reacción de las clases media y alta y también de los millones de desempleados que no se veían beneficiados por acciones y políticas afirmativas dirigidas a los derechos de los grupos minoritarios. Por último, pero no menos importante, la creciente presencia de actores religiosos en la arena política representó un aumento de las pautas morales, lo que sería responsable del resurgimiento de los valores conservadores en la esfera pública.
Precisamente como reacción, se presenta el neoconservadurismo religioso. Una respuesta a todo lo que culpa por el desorden social.
Durante el Seminario (GREPO, 2021), dos declaraciones mostraron qué actores políticos entendían mejor las pasiones disponibles y cómo utilizarlas. El sociólogo Juan Marco Vaggione destacó como uno de los factores importantes para el crecimiento del neoconservadurismo en América Latina “el creciente y fuerte descontento con la política que, incluso en algunos países, es el descontento con la democracia” y que esta “construcción de una ciudadanía anti-política fue fácilmente cooptada por sectores de derecha, religiosos o no”.
La politóloga Flávia Biroli, por su parte, al tomar como parámetro a Brasil, consideró “muy efectiva políticamente la movilización de narrativas sobre una cierta correspondencia entre orden social y orden moral deseable (…) en que se conectan temas que serían muy apartados, si no fuera por la forma en que la derecha religiosa (…), situada en una relación con la extrema derecha en el poder, conecta estos temas”. De su discurso también es posible recuperar la noción de “moralización de las inseguridades”. Tal concepto, para ella, es «una clave para el neoliberalismo como política», porque
apelar a inseguridades reales se hace en un marco en el cual el soporte posible es el de la familia nuclear, heterosexual, responsable de los suyos (…) El problema, en las narrativas neoconservadoras, sería de orden moral. Mejor dicho, la desviación y la captura del tradicionalismo conduciría a la inseguridad, la falta de referencias, el caos. (…) La familia cristiana sería el contrapunto a la corrupción moral – lo que incluiría la moral sexual y la captura de bienes públicos por parte de políticos y empresarios (BIROLI, MACHADO, VAGGIONE, 2020).
Si la naturaleza del problema es moral, entonces, en nombre de Dios, la Patria y la Familia, todo está permitido para restaurar el orden. La plataforma ya no es exclusivamente política y se asemeja más a una agenda de costumbres, por lo que la guerra es ideológica. Se propone, entonces, una verdadera cruzada contra los fantasmas del pasado (comunismo/marxismo cultural), contra amenazas vagas (ideología de género), contra los derechos sociales y los derechos humanos; es decir, contra todos los enemigos que deben ser aniquilados. El discurso del bien contra el mal se expresa mediante la separación de «nosotros» frente a «ellos». No por acaso tenemos el uso frecuente de la categoría “ciudadano de bien” en la retórica del neoconservadurismo. No pertenecer a este grupo define al “otro”, el adversario. La polarización se fomenta y no se rige por todos, sino por los que son iguales, porque, «(…) el juego ya no consiste en unir a las personas en torno a un denominador común, sino, por el contrario, en encender las pasiones de tantas agrupaciones como sea posible y luego agregarlas por defecto. Para ganar una mayoría, no convergerán hacia el centro, sino que se unirán en los extremos” (EMPOLI, 2019).
Volviendo nuevamente a Aristóteles, podemos decir que la disponibilidad de la audiencia va unida a la identificación con el hablante. Incluso antes de ser elegido en 2018, el candidato presidencial de extrema derecha Jair Messias Bolsonaro construyó una figura anti-establishment y anti-sistema. Aunque Bolsonaro era un político profesional, asoció su imagen con el rango del ejército, desencadenando en el imaginario popular la nostalgia de un período próspero -que de hecho nunca existió- cuando los militares estaban en el poder (1964-1980). También rechazó la vieja política y se colocó “por encima de toda sospecha” por no haber estado involucrado en ningún episodio de corrupción. Cuando se declaró en contra de la “dictadura de los políticamente correctos”, desplegando innumerables líneas llenas de misoginia, homofobia, racismo y xenofobia, fue elogiado como alguien que “no temía decir la verdad”. Cuando izó la bandera contra la “ideología de género”, presentándose como alguien a favor de la familia tradicional, hizo señas a los valores cristianos tradicionales. Así, asumió el cargo de “salvador de la patria”, la única persona capaz de liberar a Brasil de la amenaza comunista. El “mito” se construyó bajo los signos de la austeridad, la honestidad y la moral. Sin embargo, su mayor logro fue transmitir la imagen del hombre común con el que se identificaba la mayoría de sus votantes.
También es necesario señalar que las redes sociales contribuyeron de manera decisiva al ascenso de la extrema derecha en Brasil. Si lo que se conoce como Jornadas de Junho en 2013 fue la primera demostración del poder de internet al contribuir a la realización de manifestaciones no partidarias, no es un error afirmar que fueron los actores neoconservadores quienes mejor supieron identificar este fenómeno y luego aprovecharlo no sólo por el alcance de esta tecnología, sino también de nuevas formas de comunicación, como mensajes cortos, imágenes y hashtags. Una mayor comprensión de las formas de movilizar opiniones y generar participación también ha reforzado la imagen creada anteriormente de su candidato presidencial, la del hombre común y más accesible, al parecer «más cercano» a sus electores. Lo más importante, sin embargo, fue la rápida difusión de mensajes con contenido falso, incorrecto o dudoso, que además de desinformar, logró aumentar el clima de inseguridad e intensificar aún más la polarización, a través de discursos de odio; algo que el sociólogo Roberto Romano definió como “tecnología al servicio de la ignorancia” (FACCHIN, MACHADO, 2018). El uso de robots y el lanzamiento de mensajes masivos, siguiendo el modelo norteamericano, tuvo un impacto sin precedentes en las elecciones de 2018.
La victoria del neoconservadurismo religioso en Brasil fue la narrativa más aceptada, ya que la mayoría de las estrategias seguían las reglas del juego democrático. Una política que coquetea con el autoritarismo y la violencia, cosechó millones de votos disfrazados de revolución, de cambio cuando, en realidad, representaba una serie de retrocesos, una búsqueda de rehacer los desórdenes causados a la jerarquía tradicional.
Apelar a emociones perceptibles en la sociedad no está prohibido ni es algo nuevo. Si antes el llamado de la izquierda era a la esperanza, la extrema derecha apostó por los resentimientos e inseguridades, maximizándolos y despertando otras pasiones igualmente poderosas como activos políticos, tales como como el miedo y el odio. Después de todo, como nos advirtió el sociólogo español Manuel Castells, “torturar cuerpos es menos efectivo que moldear mentalidades” (CASTELLS, 2013) y, como lo percibió el politólogo Henrique Costa, durante los primeros análisis de las elecciones de 2018, “[la] extrema derecha, antes de ganar el parlamento, se ganó corazones y mentes y difundió su mensaje a todos los rincones del país” (FACCHIN, MACHADO, 2018).
Bibliografía
ARISTÓTELES. Retórica das paixões. Prefácio Michel Meyer; introdução, notas e tradução do grego Isis Borges B. da Fonseca. São Paulo: Martins Fontes, 2000. p. 5.
BIROLI, Flávia; MACHADO, Maria das Dores Campos; VAGGIONE, Juan Marco. Gênero, neoconservadorismo e democracia. Disputas e retrocessos na América Latina. 1ª ed. São Paulo: Boitempo, 2020. pps.198 e 199.
CASTELLS, Manuel. Redes de indignação e esperança: movimentos sociais na era da internet. Tradução Carlos Alberto Medeiros. Rio de Janeiro: Zahar, 2013. p. 14.
EMPOLI, Giuliano Da. Os engenheiros do caos. Tradução Arnaldo Bloch. 1ª ed. São Paulo: Vestígio, 2019. p. 9.
FACCHIN, Patrícia; MACHADO, Ricardo. Eleições 2018: Um pleito que revelou muito da sociedade e do Estado. Primeiras análises. Instituto Humanitas Unisinos – IHU, 29 de outubro de 2018. Acesso realizado em 30.05.21. Disponible aquí.
FIGUEIREDO, Maria Flávia. A Trajetória das Paixões: Aristóteles, a Retórica das Paixões e suas implicações no contexto discursivo/argumentativo. Sinergia. São Paulo, v. 20. p. 14. 16 set. 2019. Acesso realizado em 29.05.21. Disponible aquí.
VAGGIONE, Juan Marco; MACHADO, Maria das Dores Campos. Religious Patterns of Neoconservatism in Latin America. Politics and Gender 16(1). 2020.
Eliane Brito es Bacharel y licenciada en Letras por la Universidade de São Paulo; integra el Grupo de Pesquisa Gênero, Religião e Política – GREPO, de la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo – PUC/SP.
Publicado originalmente en portugués, en el blog del Laboratório de Antropologia da Religião (LAR) -UNICAMP, Brasil. Disponible aquí.
Sesión 1: 31 de marzo de 2021
Maria José Rosado (PUC/SP). Juan Marco Vaggione (Universidade de Córdoba/Argentina) Sandra Mazo (CDDBR Colômbia) Maria das Dores Campos Machado (UFRJ)
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