Documental «El Culto: un retrato de reuniones evangélicas»

Reseña –por Mariana Espinosa (Universidad Nacional de Córdoba/CONICET)

¿Quiénes son las personas que se dicen “evangélicas”? ¿Qué ideas tienen sobre los sagrado, la cuestión social, la política? Para acercarnos a posibles respuestas podríamos actuar como etnógrafos: ingresar a sus territorios y observar. De manera similar procede la película de Almendra Fantilli. A partir de una cuidada observación nos introduce a lo que evangélicas y evangélicos hacen. Y entre aquello que realizan a lo largo de un día o de un año cualquiera (casarse, tener hijos, trabajar, ir a la universidad), los evangélicos organizan y asisten a reuniones de culto. Ritual conspicuo de este grupo cristiano, condensa la universalidad de sus prácticas y permite poner en perspectiva religiones y espiritualidades del mismo género y distinta clase. Pero, además, una mirada atenta debería ofrecernos lo que el sentido común y los presupuestos ocultan: diversidad. Almendra Fatilli pone “blanco sobre negro”, nos invita a una reunión de culto que son cuatro cultos a la vez, pero que podrían ser ocho o quizá dieciséis. Porque la religión entendida como sistema simbólico transmuta –parafraseando a Pierre Bourdieu- ethos (de grupos, de clase) en ética.

Vista desde otro ángulo, las religiones conforman las tramas de las culturas. No pueden separarse de ellas. En esta dirección, podemos decir que El Culto no es sólo una aproximación para curiosos (ateos, agnósticos, creyentes de otras expresiones de lo sagrado inmanente o trascendente, etc.). También es una interpelación hacia dentro del dominio evangélico: ¿cuántas lecturas de un solo pasaje bíblico son posibles, cuántas son aceptadas? ¿Cuántas caras tiene la autoridad, cómo se ejercita el poder? ¿Bajo cuántos géneros musicales –cuarteto, chamamé, rock, himno-  se puede alabar y adorar a Dios? ¿Cuántas corporalidades caben en ese cuerpo al que llaman iglesia? El esteta se fascinará, el creyente se emocionará. Y el analista actual recordará que entre los abordajes posibles no debemos postergar los símbolos rituales, la oración, la gestión del dolor, los milagros, los sentidos del perdón, y otras expresiones de esta clase de fenómenos que retrata el documental.

Entrevista con Almendra Fantilli, directora de «El Culto»  – por Dai García Cueto (Enredacción)

A lo largo de sus 28 años de vida, Almendra Fantilli ha participado en más de mil quinientas celebraciones como practicante evangélica. Desde ese lugar filmó El culto, un documental sobre comunidades cordobesas que practican esta religión, y cuyo avant premiere será el próximo 9 de abril en el Cine Gran Rex.

Se trata de su primera película y la previa al estreno es una mezcla de emociones. “Estoy contenta y satisfecha por lo logrado; también ansiosa por lo que pueda generar”; le resume a Enredacción.

La idea surgió en 2017 en el marco de un taller de Cine Documental Comunitario (ENERC-INCAA), donde Fantilli quedó impactada con Unidad 25, un largometraje de Alejo Hoijman que registra lo que ocurre en el Complejo Penitenciario de Olmos, una cárcel iglesia. En ese modo observacional de construir el relato, encontró la clave para realizar su propio trabajo. Durante más de una hora, la cámara muestra sin intervenir desde principio a fin un encuentro dominical en cuatro iglesias de Córdoba: el Ministerio Templo La Hermosa, la Iglesia Metodista La Trinidad, la Iglesia Cristiana Evangélica de Unquillo y la Iglesia Comunidad Aviva.

Alemendra Fantilli, la directora cordobesa de «El Culto». (Foto Gentileza Almendra Fantilli) (Enredacción)

“Me interesa correr el tema de lo no dicho o de lo que se dice cuando se lo menciona con polémica. Con el documental, pretendo sacarlo de ese ámbito y mostrarlo como parte de la vida”, sostiene quien es Licenciada en Comunicación Social y fotógrafa.

¿Qué querés generar con el documental? 

Al momento de esbozar la película hay un espectador ideal que luego, en algún momento, se diluye. En primer lugar, por ser parte de la comunidad evangélica, los primeros destinarios son mis compañeros de militancia de la fe. En ese sentido, la expectativa es reflexionar sobre qué nos moviliza y qué cosas suceden cuando nos reunimos semanalmente. También, dado el rol de los evangélicos en los medios en los últimos años, intento acercar al público no creyente la reflexión en torno a cómo percibir a la persona de fe. No es reciente la demonización de los cultos minoritarios en Argentina, los antropólogos sociales vienen investigando sobre esto desde hace rato. Se trata de poder humanizar al otro, compartir que quien tiene fe no es mi enemigo o enemiga. Tender esos puentes es sumamente necesario, porque si no terminamos compartiendo un odio. Además, espero que «la peli» traiga una reflexión sobre que la búsqueda es la de la  trascendencia, de un sentido último, y es algo que la fe otorga, por lo cual muchas personas adscriben a esa forma de vida. Entonces, es crear un marco para la compresión.

¿Considera que el prejuicio se extiende a todos los cultos?  

Los evangélicos han estado en agenda por Jair Bolsonaro o el fenómeno Donald Trump, pero hay una marginalidad de los cultos minoritarios, pasa con los Testigos de Jehová, los mormones, está estudiado. Es para traer a la reflexión qué reproducimos desde la ignorancia, por ejemplo nombrar como secta a cualquier grupo no católico. Esto tiene un anclaje en la historia del pensamiento y de las religiosidades de nuestro país. Es algo para reflexionar como sociedad, cómo nombramos al distinto, al que no conocemos.

¿El campo evangélico está dividido? ¿Por qué?

El campo evangélico no responde de manera unívoca a un solo referente, como los católicos lo hacen a Roma. Entonces, las voces se multiplican de manera abismal. La llegada de los evangélicos a nuestro país data de diferentes fechas, distintos grupos, objetivos y tradiciones. El sentido común piensa que hay una mano en Estados  Unidos manejando todo en base a ideas jerárquicas, acá eso no sucede como tal en términos generales. Los evangélicos venimos de una tradición protestante, pero aparecen distintas formas de expresar esta fe. Si bien hay muchos ítems, lo que separa a la iglesia es el acercamiento al texto bíblico. Por un lado, hay tintes más conservadores y, por otro, tintes más liberales o progresistas que mantienen un dialogo con la realidad, que no sólo se ajusta a la moralidad o a la ética como bandera. En «la peli» seleccioné cuatro iglesias de distintas corrientes. Una es de tradición neopentecostal, que vienen siendo los de mayor crecimiento en América Latina, iglesias con énfasis en la presencia del espíritu santo, algo que más permea en los sectores populares. Luego, una iglesia metodista de tradición histórica, que llegó al país en el Siglo XIX, aunque hoy no es la mayoritaria, sí han sido muy participes en la educación y la salud, un servicio a la comunidad desde ese lugar, son de fuerte raigambre en el territorio, mucho trabajo social.  Por otro parte, Aviva, una iglesia juvenil, de perfil carismático, con llegada a tribus urbanas y grupos universitarios. Y la cuarta es ICEU, de tradición de Hermanos Libres, donde la particularidad es la organización asamblearia dominical, y que también tiene mucho trabajo comunitario. Son iglesias que están con la gente. En el campo evangélico esta disputa por qué cosas manifiestan los creyentes,  qué temas convocan a los evangélicos, es decir cómo se entiende la vida.

¿Quiénes son los fieles de estas comunidades?

Es variado. Pero en los sectores populares es donde más penetra porque hay un agenciamiento de la presencia del espíritu santo, hay familias muy rotas que encuentran en esta fe, en esta fuerza que les provee el espíritu santo, una salida para resolver sus carencias cotidianas. Como el mismo Jesús dice, él viene a los humildes, y se replica en estos sectores que encuentran la posibilidad de transformación o de redención. Por eso también crece en las cárceles, crece en los sectores desechados y estigmatizados, crece donde está la gente.

¿La militancia social y la militancia espiritual están más cerca de lo que se supone?

Creo que sí. Hay cierto “prejuicio ilustrado” de la academia, que los sectores medios o universitarios suelen mirar con desconfianza a quien presenta su búsqueda o militancia desde la fe. Hoy quizá con la caída de los grandes relatos, ponemos en cuestión discursos academicistas, científicos, médicos, y la presencia de las espiritualidades diversas han tomado lugar en la escena pública. De hecho, está de moda la astrología, por ejemplo. Pero cuando se refiere a la fe cristiana, desde el “prejuicio ilustrado” surge la idea de la vuelta a la Edad Media. Me parece que los prejuicios tienen que ser derribados a partir de escuchar al otro, a su cosmovisión, y a ser respetuosos con ellos. Las organizaciones sociales que trabajan en los barrios saben que la mayoría de la gente que vive allí, cree. Yo milito en el Movimiento Evita y lo he notado así, hay algo que no se rige por el pensamiento racional, calculado, cientificista, hay experiencias de vida que se trazan desde estos otros sentidos. A mí me conmueve, puedo estar de acuerdo o no, pero al menos hay que respetar al otro, es el primer gran paso para construir comunidad.

Más allá de una religión en particular, ¿el culto es importante?

Dentro de la tradición cristiana evangélica, al culto se le puede llamar encuentro, servicio, reunión; en la iglesia católica, la misa. Siempre hay un valor en encontrarse con los otros. Hacer de algo propio algo común, es muy valioso. Hay una encuesta de religión de 2009, allí decía que el culto con más asistencia semanal es el evangélico, porque si bien la fe católica es mayoritaria, no produce tanta adhesión a encontrarse en lo cotidiano como los evangélicos. Eso también fue un disparador, pensar que en este espacio no solo compartimos la fe, sino nuestras historias de dolor, de alegrías, de éxitos, de fracasos, o de historias cotidianas, en sí, la vida.

En la sinopsis hablás de la tensión entre lo humano y lo divino ¿Qué significa?

A lo largo del texto bíblico, Dios se revela con distintos nombres, un aspecto del misterio de lo divino. Entonces, la manera de entender a Dios condiciona la forma de vivir. Una cosa es decir Dios se hizo humano con Jesús, otra es decir que Dios es rey, entonces las representaciones son diferentes de acuerdo a la manera de nombrarlo y generan expectativas sobre lo divino y la vida, las cuales hacen a la diversidad de la vivencia de la espiritualidad.

Durante la cuarentena, ¿cómo fueron tus domingos sin templo?

En lo personal, se extrañó el encuentro con el otro y con los amigos con quienes se comparte la fe. Si bien es importante la celebración comunitaria, para mi no fue tan sufrida la situación porque no es que esperaba el domingo para conectarme con Dios, eso circula a nivel cotidiano. No obstante, ha sido complicado para muchas personas que viven el culto a un nivel terapéutico, donde pueden reflexionar sobre su semana o es el momento para observar su mundo interior.

Sinopsis

Retrato de cuatro iglesias evangélicas de Córdoba, Argentina. Para los cristianos evangélicos, el culto representa un tiempo y espacio de encuentro con lo divino, la comunidad y la propia espiritualidad. Ahí se cruzan historias personales y colectivas de tristezas, alegrías, esperanza y redención, y se manifiestan, explícitas o latentes, disputas por el sentido y la identidad cristiana. Una invitación a contemplar un mosaico de similitudes y diferencias, de acuerdos y tensiones, de palabras y silencios en búsqueda de la trascendencia.

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Mariana Espinosa

Mariana Espinosa

Mariana Espinosa es Doctora en Antropología, becaria post-doctoral de CONICET en IDACOR. Profesora en el departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba.
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