La Unión Astronómica Internacional (UAI) este año llevó adelante un concurso en el que cada país debía seleccionar un nombre para designar un exoplaneta (planetas que giran alrededor de una estrella que no es nuestro sol) y la estrella a la que orbita. A nuestro país se le asignó el exoplaneta HD 48265b y su estrella anfitriona. Luego de un largo proceso de propuestas y votación fue elegido un par de nombres propuestos desde una comunidad aborigen del Chaco.
Es la primera vez que ocurre que desde nuestro país se proponga a nivel internacional un nombre para un objeto astronómico que no solo sea en la lengua de un pueblo originario, sino que haya surgido de un trabajo realizado con la propia comunidad de hablantes. Y es especialmente importante que haya ocurrido en este año, declarado Año Internacional de las Lenguas Indígenas por la Unesco, iniciativa a la que adhirió la UAI. Para lograrlo se trabajó especialmente para favorecer que miembros de comunidades de los pueblos originarios de nuestro país propusieran nombres que les parecieran significativos, para estos objetos que no son visibles más que con un telescopio.
La propuesta ganadora viene de una comunidad del pueblo moqoit. Los moqoit son un pueblo originario de la región chaqueña, cuya lengua está emparentada con el qom y el pilagá. Son más de 18.000 personas que viven en Chaco, Santa Fe, Corrientes y Buenos Aires. Originalmente cazadores-recolectores que se desplazaban estacionalmente por grandes territorios, fueron obligados violentamente a fines del siglo XIX a asentarse en pequeñas porciones de tierra y a trabajar como peones rurales. Pese a importantes masacres acontecidas durante la primera mitad del siglo XX, a enormes presiones para que dejaran de lado su lengua y costumbres, y a grandes desigualdades económicas y sociales, los moqoit han logrado sostener una cultura viva y creativa. Hoy viven en comunidades rurales, barrios urbanos y periurbanos.
Para los moqoit el cosmos esta modelado por las diversas sociedades humanas y no humanas que lo habitan, cuyos vínculos están regulados por el poder. Los seres con más poder tienen una mayor diversidad de cuerpos, pueden recorrer más libremente el cosmos y tienen acceso a mayores recursos. Los humanos necesitan establecer vínculos con esos seres para hacer posible la vida. En especial el cielo es visto como un espacio particularmente potente y fecundo. Ligado a lo femenino, del cielo depende la abundancia en la tierra. Por eso se le presta mucha atención y sus ritmos se asocian a los de las plantas, los animales y el clima. Lo que ha llevado a que los moqoit tengan un detallado conocimiento del cielo y los astros.
En las últimas décadas, un número creciente de moqoit se han formado como maestros interculturales bilingües. Estos maestros constituyen un importante eslabón entre los jóvenes, el conocimiento de los ancianos moqoit y el de la sociedad no aborigen. En la comunidad “El Pastoril”, una de las más importantes comunidades moqoit de la provincia de Chaco, funciona un secundario con albergue para estudiantes y la primera carrera terciaria bilingüe e intercultural moqoit, una institución de gestión comunitaria.
En ese contexto jóvenes maestros como Abel Salteño reflexionan sobre el pasado, el presente y el futuro.
Abel Salteño, es moqoit y vive en la Comunidad “El Pastoril”, Chaco. Es Profesor Bilingüe Intercultural. Trabaja en el Centro de Estudio Superior Bilingüe Intercultural Moqoit (CESBIM) de su comunidad, y en terciarios de la ciudad de Villa Ángela y Coronel Du Graty. Es profesor de Cultura y Lenguas Originarias y Cosmovisión entre otras materias, en Profesorados Bilingües y no Bilingües.
Abel propuso para la estrella el nombre de Nosaxa, que designa en moqoit a la primavera, entendida como un tiempo crucial, ligado a la renovación del ciclo anual. Para el planeta que la orbita propuso Naqaỹa, hermano, la forma en que los moqoit designan al otro humano entendido como familia, con la esperanza de que así nos miremos entre nosotros.
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