Como casi cualquiera que haya ido a Bahía, Brasil, sabe, mãe Stella de Oxóssi era la última de las grandes mães del candomblé bahiano del siglo XX. Su fallecimiento en los últimos días del año pasado constituyen una enorme pérdida para las religiones afroamericanas, para la cultura negra y para la cultura latinoamericana de manera general. La controversia que suscitaron las diferentes interpretaciones sobre la manera adecuada de velarla (respetando o no los rituales del candomblé) revela un conflicto que sufren muchos practicantes de estas religiones, tanto en Brasil como en nuestro país. La recordamos con dos textos, uno de un abogado que examina las consecuencias legales, y otro de su sobrino que describe algunas escenas transcurridas durante su axexê .
«Los iniciados en el misterio no mueren. Los iniciados en el misterio no desaparecen. Los iniciados en el misterio van a la casa del renacimiento, donde todo se renueva.»
Por un derecho civil de matriz africana –Emerson Erivan De Araújo Ramos (Talayandebyi) (Universidade Federal da Paraíba)
El 27 de diciembre de 2018, falleció mãe Stella de Oxóssi, la líder del Ilê Axé Opô Afonjá. Con 93 años de edad, la iyalorixá estaba al mando de su ilé (templo) desde 1976 y fue una destacada portavoz en la lucha contra el sincretismo religioso en el candomblé, defendiendo, entre otras cosas, el fin de las procesiones a las iglesias católicas como parte del proceso de iniciación. Religiosa de intensa producción intelectual sobre el candomblé, acabó siendo agraciada con la silla (de) Castro Alves en la Academia de Letras de Bahía en 2013.
La muerte de mãe Stella se produjo el último jueves del año (día de la semana regido por su orixá) y dio inicio a una contienda en torno a su sepultura que llegó rápidamente por a los tribunales. El motivo principal del conflicto fue por el control sobre los restos materiales de la iyalorixá.
Poco más de un año antes de su fallecimiento, mãe Stella ya había estado en los noticieros nacionales en virtud de su salida del Ilê Axé Opó Afonjá. Esto se debió a una gran fricción que existía entre el egbé (la comunidad del terreiro) y Graziela Domini, su ex cuidadora y quien reclamaba la posición de compañera civil de mãe Stella – presentando públicamente un certificado de unión estable. Sin manera de solucionar el conflicto, la iyalorixá tomó la iniciativa (sin precedentes en las casas tradicionales de Salvador) de mudarse con Graziela de las tierras sagradas del terreiro a un domicilio civil en la ciudad de Nazaré das Farinhas, en el interior del estado de Bahía.
Con el deceso de mãe Stella, comenzó otro litigio. Graziela inició el velorio de la iyalorixá en la ciudad donde falleció, distante 78 km de Salvador, afirmando que ese fue el deseo póstumo de Stella, pero sin aportar pruebas fehacientes de ello. Este hecho impediría la realización de los ritos mortuorios que todo iniciado en el candomblé posee por derecho sagrado, los cuales permiten cumplir con los prerrequisitos para que alguien se convierta en un ancestral. Tradicionalmente, el cuerpo de una mãe de santo es velado en el terreiro que lideró porque es en ese momento en que se inicia el ritual de paso conocido por axexê, siendo allí también la oportunidad en que se toman decisiones importantes dentro del culto, sobre, entre otras cosas, el destino de los objetos sagrados de la persona muerta. Y es por eso que rechazar el envío del cuerpo de mãe Stella al Ilê Axé Opone Afonjá significaba no sólo negarle a ella el derecho de pasar por los rituales fúnebres adecuados, sino también comprometer el funcionamiento religioso de toda una comunidad. El cuerpo de una iyalorixá precisa estar presente en el terreiro para que las prácticas religiosas sean cumplidas adecuadamente.
En suma, el litigio debía resolverse entre el derecho interno (no estatal) de la comunidad religiosa de enterrar a su líder conforme a los ritos del candomblé y el derecho civil (estatal) de la cónyuge de tutelar los derechos de la persona fallecida, según el artículo 12 del Código Civil brasilero. Este es un episodio inédito, que alcanzó por primera vez el ámbito judicial, aún cuando se trate en realidad de una situación recurrente cuando familias de menos visibilidad social que las involucradas discrepan con las creencias de parientes fallecidos pertenecientes a las religiones de matriz africana. En una petición presentada al tribunal judicial de Nazaré das Farinhas, la Sociedad Cruz Santa del Axé Opó Afonjá, a través de sus representantes legales, pidió el envío del cuerpo de mãe Stella al terreiro que lideraba, argumentando de la siguiente manera:
En el día 27 de diciembre del corriente año, la emérita iyalorixá falleció, necesitando, por lo tanto, de la realización de las obligaciones religiosas propias a la religión de matriz africana candomblé, el ritual de sepultura y, posteriormente, el axexê. El axexê es el momento religioso de desvinculación del cuerpo físico de un iniciado en el culto de los orixás para que pueda separarse del plano material y así convertirse en un antepasado. En los ritos de la religión de matriz africana, la sepultura y el ritual del axexê son fundamentales, sobre todo, para una líder religiosa, por lo tanto es necesario que su cuerpo físico, incluso muerto, esté dentro del espacio religioso en el que fue sacralizado.
El pedido realizado por la sociedad que comanda civilmente el terreiro fue un desafío para el derecho brasileño, que posee una fuerte matriz eurocéntrica y tiene grandes dificultades en reconocer sociabilidades específicas de los pueblos negros e indígenas. Se trata de un pedido de reconocimiento de la validez de las relaciones sociales tal como se presentan en el interior de los terreiros, en contraposición a la organización social de la sociedad de extramuros – abarcadas por el derecho civil vigente.El caso de mãe Stella revela el carácter colonial del derecho estatal, que no posee leyes ni favorece interpretaciones legales que posibiliten el reconocimiento jurídico de formas de sociabilidad no blancas y / o cisheterodivergentes. Esto se demuestra en el inmenso silencio del derecho positivo respecto de la forma familiar propia del candomblé: la familia de santo.
El Código Civil y la doctrina que de él se deriva considera como familia únicamente a quienes están unidos por un lazo sanguíneo, ya que la ficción de la sangre fundamenta las relaciones familiares propias de las personas blancas (de herencia europea) y de matriz heterosexual. De este modo, el egbé es tomada como una realidad pre-jurídica y no es raro que el derecho civil vigente sea utilizado como una forma de violencia simbólica contra el pueblo de los terreiros, negando y destruyendo sus formas específicas de organización social. En este contexto, una pregunta válida es: ¿por qué no puede concederse al egbé (en su representación civil) el derecho de tutela de los derechos de personalidad jurídica de sus miembros, en lo que se refiere al ejercicio de las prácticas religiosas? La idea de percibir a la familia de santo como un sujeto de derecho con capacidad de pleitear jurídicamente es algo sobre lo que se necesita avanzar en la doctrina jurídica.
En el litigio que involucró al cuerpo de mãe Stella, felizmente, la decisión de la jueza Caroline Rosa Vieira fue favorable a «la transferencia del cadáver de María Stella de Azevedo Santos (Mae Stella de Oxossi) de la ciudad de Nazaré das Farinhas para el Ilê Axé Opô Afonjá en la ciudad de Salvador» -preservando de esta manera el derecho de la comunidad religiosa de realizar los ritos que son esenciales para su existencia. Esto se debió, probable y principalmente, a la fuerte presión social sobre el caso que ganó visibilidad nacional.
En la decisión, la jueza invocó la protección al patrimonio cultural del terreiro, sentando así un precedente de gran importancia para el pueblo de candomblé. Lo que se espera es que, más que una decisión sobre un caso individual, se desarrollen a partir de ahora interpretaciones e institutos jurídicos capaces de garantizar la preservación de los derechos culturales del pueblo de santo y el efectivo reconocimiento jurídico de las relaciones sociales al interior de los terreiros de candomblé, enfrentando así la matriz colonial del derecho actual.
Con la resolución del conflicto sobre el entierro de mãe Stella de manera favorable a la comunidad religiosa, los ritos mortuorios fueron iniciados y su cuerpo fue enterrado el 29 de diciembre, con la presencia de los orixás. El axexê se realizó durante siete días para que mãe Stella, finalmente, se convirtiera en un ancestral del Ilê Axé Opô Afonjá.
¡Xangô vive! (y hace justicia!).
Traducción de Alejandro Frigerio. Publicado originalmente en portugués en www.justificando.com
Los iniciados en el misterio no mueren – por Adriano de Azevedo (Obá Abiodun, Balé Oyá, Ojé Abigbaewê, sobrino e hijo de santo de doña Maria Stella de Azevedo Santos, Mãe Stella de Oxossi)
Maria Stella de Azevedo Santos, Odé Kayodê, así llamada por los orixás hace más de ochenta años, concluyó su ciclo de vida en esta tierra, viviendo 93 años. En la tradición yorubá, vivir muchos años es un presente divino, por el que muchos rogamos al astral: tener una larga vida con salud. El espíritu de mãe Stella fue llamado de vuelta al Orun (cielo), desde donde ella seguirá un curso que nosotros los vivos jamás conoceremos.
Durante toda una vida de más de ocho décadas, mãe Stella defendió de forma vehemente los derechos de los negros en la sociedad civil, abogando por esta raza que por siglos sufrió -y que todavía sufre- prejuicios inhumanos, mostrando que el color de la piel no nos hace menores. Y ella fue la prueba viva de eso.
Ella se formó en el área de salud pública por la Universidade Federal da Bahía, y se desempeñó en esa área hasta jubilarse por tiempo de servicio y asumir el cargo de mãe de santo de una casa tradicional, el Ilê Axé Opô Afonjá. Siguió así el camino de otras grandes matriarcas, como la fundadora del templo, Eugênia Anna dos Santos, una mujer que vivió el período post-esclavitud y que tuvo un pensamiento que estaba muy adelantado al de su época. Es a ella, a mãe Anninha, a quien debemos poder cultuar los Orixás, Voduns e Inkisis en Brasil. Pasaron también por esta casa otras señoras que de manera similar levantaron la bandera del Candomblé y, consecuentemente, del pueblo negro. Mae Stella dio continuidad a este legado. Ella tuvo a su lado, en su época, a otras mujeres fuertes del candomblé, como mãe Meninha do Gantois, mãe Olga do Alaketu, mãe Tatá da Casa Branca, entre otras mujeres mulheres negras, fuertes y de poder, de voz actuante en su sociedad.
Durante el axexê (obligación fúnebre), tuvimos momentos en que otras casas como el Vodunzô, de la nación Jeje, y el Terreiro del Tumba Jussara, de la nación Angola, hicieron sus saludos a la manera de sus respectivas naciones. Un acto de extrema emoción y solidaridad, mostrando la unión de los pueblos de las naciones Ketu, Jeje y Angola, afirmando su fuerza, pese a haber sufrido la opresión por el color de su piel. Viva muestra de la fuerza de estos pueblos, que sufrieron represalias por el color de piel, pero que se mantuvieron firmes en sus convicciones, y que hoy en este acto histórico para el Candomblé de Brasil, se muestran firmes a pesar de la tristeza que los embarga.
Se hicieron presentes en el axexê miembros de los siguientes terreiros: Gantois, Pilão de Prata; Obá Nã; Raiz de Ayrá y del Ilê Axé Ogunjá de São Felix, en el Recôncavo baiano; del Axé Ajagunã de Santos, São Paulo; del Ilê Oxumarê, del Opô Aganjú, y del Opô Afonjá do Rio de Janeiro, entre otras casas de axé de Salvador, Macapá, Río de Janeiro, São Paulo, Sergipe, Brasilia, la región metropolitana de Salvador y el Recôncavo baiano, además de nietos de la casa que, se hicieron presentes para rendir homenaje a la mãe Stella de Oxossi.
Sexto día de obligación (durante el axexê). Llegó el momento del Oró, círculo hecho por los Ojés, sacerdotes del culto a los ancestros masculinos, los Egungun. Ellos cantaron de forma jerárquica y al final, entonaron alabanzas a Babá Ajosanjorun, ancestral fundamental del culto Egungun y Iansã, reina poseedora de los secretos de los Ojés. Los Eguns paseaban por el terreiro. Entre ellos, estaba Babá Abi Irin, el Konigbagbe (su nombre de bautismo en vida, que significa, El Inolvidable), ancestral de madre Stella, su bisabuelo. El hombre que vino de la costa africana y que aquí conoció a una esclava, que después de comprar su libertad y de que se unieran afectivamente, pasó a ser llamada María de Konigbagbe. De esta unión tuvieron a María Teodora que se casó con un portugués llamado Amancio Soares de Azevedo y de ahí surgió Thomazia de Azevedo, la madre biológica de mãe Stella.
Muchas flores, comidas rituales, bebidas, dinero y mucho amor y fe fueron depositadas en esta ceremonia. Llegó el momento en que mãe Stella apareció por primera vez en el mundo de los vivos, después de la muerte de su cuerpo físico. Traída por su bisabuelo, Babá Abi Irin, el Konigbagbe, para receber el homenaje que le era debido. Babá Alapalá, el Egun Ojixé (patrono) del Opô Afonjá y que hacía más de 30 años que no aparecía manifestado en las tierras de su primo Xangô dijo que Odé Kayodê estaba muy bien y feliz. Dijo también que continuaría rogando por nosotros y que desde allí nos protegerá. Momento de extrema emoción, y para aquellos que entienden su dimensión real, el corazón pulsaba con más fuerza.
Mãe Stella recibió todo de forma positiva, desmintiendo todo lo que habían dicho terceras personas en el período en que ella estuvo presa y restringida en sus ideas y convicciones, teniendo portavoces de conveniencia, que se apropiaron del poder de su voz para promoverse de alguna manera.
Mãe Stella ahora está en el Orun. Mãe Stella vive en nuestra fe, en nuestros pensamientos y en los corazones de quienes la amamos de verdad. Una reza dice lo siguiente: «Los iniciados en el misterio no mueren. Los iniciados en el misterio no desaparecen. Los iniciados en el misterio van a la casa del renacimiento, donde todo se renueva.» Y así damos continuidad a esta filosofía de fe, pidiendo que ella desde donde esté, siga rogando por nosotros hasta el día del reencuentro.
Hoy, a los cuatro días del mes de enero, cuando concluimos los siete días de axexê, tras la entrega de su cuerpo a quien correspondía, su espíritu respondió de forma positiva durante todos los días de obligación fúnebre. El axexê fue sumamente emotivo. Durante los siete días, se entonaron cánticos, las personas bailaron, comieron y bebieron en su homenaje, siguiendo una tradición milenaria. Su orixá de cabeza, Oxossi, fue el primero en pasar por este ritual de pasaje y así lo hicimos como manda la tradición.
Todavía en el día cuatro, al final de la tarde, después del axexê, Babá Alaká de Oxossi y Babá Abi Irin de Ogun, su antepasado, descendieron del Ilê Ibó (lugar de adoración a los antepasados de esta casa) para hablar con los hijos de santo y familiares. Babá Alaká saludó a Oxossi a través de cánticos y Abi Irin de manera muy feliz, pidió que no llorásemos y bailó bellamente encerrando los siete días de obligación. Al sonido de las palmas y la entonación de una reza de Iansã, él se despidió, dejando una buena energía en todo el terreiro y un viento fuerte barrió toda la tristeza que podía haber quedado por allí.
Ô dibôxê ô!
Mãe Stella vive en su esencia.
Texto publicado en el mural de facebook del Ilê Axé Opô Afonjá. Traducción de Alejandro Frigerio.
Emotivo, triste y muy contundente. Sin dudas es un caso por el que se ha comenzado a establecer normas claras y concretas, fijando doctrina como jurisprudencia, las cuales no pueden continuar siendo omitidas por las ramas del derecho; que haya sido resuelto de manera expedita y conforme a la dogmática religiosa, es una admirable manifestación de Justicia Divina en el Aiyé! Mis respetos a la flia biológica como religiosa de Mâe Stella (E).