El Santo Cambá y el Carnaval Caté: in-visibilidades y re-significaciones de la cultura afro-correntina

Diego Ojeda representa al Santo Cambá

Diego Ojeda representa al Santo Cambá

por Cleopatra Barrios. Fotografías: Gerald Desmons

Entre el 22 de enero y el 14 de febrero se desarrollaron en la ciudad de Corrientes los desfiles y shows de comparsas que formaron parte de la fiesta del Carnaval en su edición 2016.  En ese marco, llamó la atención que la comparsa Sapucay (1) eligió como tema para representar en su espectáculo: el “Santo Cambá” (2). También resultó  significativa la participación de integrantes de la Cofradía de San Baltazar con una de las tallas del santito negro de la familia Caballero en algunas noches del desfile; como así también el agradecimiento con toque de tambores, canto y danza que le ofrendaron los comparseros al ganar la competencia de corsos al santo “más candombero que se pueda imaginar” en su altar del barrio Cambá Cuá (cueva de negros).  Estas escenas despertaron preguntas y vinculaciones muy sugerentes entre temas/ problemas que me llevaron a revolver el archivo, bucear entre diversos textos y a dialogar con  Osvaldo Caballero y su hija Gabriela como referentes involucrados. Algo de las anotaciones resultantes aquí les comparto.

Panorama, 1966. Archivo Cleopatra Barrios

Panorama, 1966. Archivo Cleopatra Barrios

El carnaval caté

En abril de 1966 apareció en el número 35 de la Revista Panorama una nota de tapa que lleva por título «El drama de ser negro». En el índice la editorial anticipa el abordaje del «rencor acumulado por los negros a través de los siglos (…)». Es una nota enviada por David Deferrari desde Estados Unidos que analiza cuestiones vinculadas a la discriminación de los afro-americanos y sus manifestaciones de lucha  pública por la igualdad de derechos.

En la misma edición se publica una magistral crónica de Rodolfo Walsh titulada «Carnaval Caté». El texto presenta, a través de un contrapunto de descripción de escenas, datos del contexto socio-político y económico y exposición de voces los protagonistas, una mirada periodística-literaria sobre las rivalidades entre comparsas y las contradicciones que planteaba el carnaval correntino desenvolviéndose fastuoso frente a la catástrofe de las inundaciones que padecían los sectores marginales en ese mismo momento.

Resulta interesante observar cómo en esa publicación confluyen diferentes aristas acerca de la in-visibilización/estigmatización de los afrodescendientes y la relación escindida entre el carnaval caté y el carnaval popular que tenía en el candombe afro una de de sus fuentes de expresión. Estas historias de des-vinculaciones  volvieron  a actualizarse con otras connotaciones en la agenda mediática y en nuestros intereses con la representación de San Baltazar/San Baltasar en los corsos correntinos, considerados  como uno de los más lujosos del país.

Siguiendo a Walsh, el mote «caté» refiere al carnaval que la lleva adelante «gente rica, despreocupada, caté (bien)».  Ese status económico y social «elevado», que se traduce en el desfile de carrozas imponentes, trajes caros y  lujosos y en la presencia de comparseros  asociados a apellidos de la clase pudiente local,  marcó desde el inicio de la competencia de comparsas hacia la década de 1960 una distancia entre la competencia de comparsas “elegantes”  y  el carnaval popular de los barrios que en los años cincuenta comenzó a decaer.

Panorama, 1966. Archivo: Cleopatra Barrios

Panorama, 1966. Archivo: Cleopatra Barrios

Una integrante de la comparsa Copacabana, que se refería a los orígenes de ese carnaval de la “gente bien” en el relato que transcribe Walsh,  acota:   “Las comparsas las hicimos las chicas, porque cuando llegaba el carnaval los muchachos se iban a los barrios a bailar con las negritas”. Con esta sugerente me dispongo a dialogar con la familia Caballero que es la coordinadora de los festejos que se realizan en honor a San Baltazar del 6 de enero en el parque Cambá Cuá de la ciudad; así como de diversas actividades públicas que desarrollan los integrantes de la Cofradía, incluyendo la participación con la imagen del santo en el corsódromo local.

-Ahí ve usted que la sociedad siempre fue y sigue siendo discriminatoria –dice Osvaldo Caballero  apenado y recalcando el tono despectivo de aquella frase de la comparsera citada por Walsh-.

-Ni el propio correntino le quería al chacarero. Nos censuraron la lengua y nuestras formas de cultura. Particularmente, el hombre negro no era nadie. Te digo más, hasta un perro era algo, el negro nada. Y en realidad el negro hizo mucho acá. Construyó las casas, trabajó en el campo –agrega-.

La conversación nos lleva a recordar los textos que construyeron la historia de Corrientes desde su fundación en 1588. Incluimos hasta los documentos de la iglesia católica que hacen alusión a la cultura correntina como una suerte de “la síntesis de la cultura española y guaraní unida por la fe cristiana” y aunque buscamos la referencia a la cultura negra, no encontramos.

– Desde la escuela también nos enseñaban que Corrientes surgió por “la unión de dos culturas”, la española y la indígena guaraní. Y yo me preguntaba ¿y los negros? Por eso nosotros ahora trabajamos  por la recuperación de la memoria de nuestros ancestros –señala-.

En el relato Caballero también hace mención a cómo el hecho de reflotar la devoción a San Baltazar que se creía perdida en la ciudad con “festejos públicos” que involucran a otras instituciones y organizaciones sociales, incluido el gobierno municipal, la iglesia, la banda de la Policía, conjuntos musicales  diversos  y también agrupaciones de comparsas,   visibilizó la cultura afro-correntina y facilitó llevar adelante otras acciones reivindicatorias (ver el texto de Nicolás Fernández Bravo en este blog).

-Se logró que pusieran la cara de los negros en los murales del barrio que cuentan la historia de los orígenes Corrientes y donde no figurábamos – dice-. También está la instalación de la ermita de nuestro santo en el parque y señaléticas que ahora por lo menos marcan en algunas casas la presencia negra.

Angélica Insaurralde y Osvaldo Caballero de la Cofradía de San Baltazar ingresan al corsódromo en carroza de Sapucay

Angélica Insaurralde y Osvaldo Caballero de la Cofradía de San Baltazar ingresan al corsódromo en carroza de Sapucay

San Baltazar y los afrodescendiente en Corrientes

Las historias de los afrodescendientes  silenciadas configuran en las palabras de Caballero una herida abierta. Más aún cuando insiste en varios tramos de la charla que “el negro no era nada”, recuerda los vejámenes padecidos por los ancestros y hasta me invita a ver el film Libertad, un drama sobre el precio de la libertad en tiempos de esclavitud.

Una reconstrucción histórica que hace Fátima Valenzuela, a partir de diversas fuentes del siglo XVIII y XIX y plasmada en diversos artículos, señala que el afrodescendiente fue “un bien que legitimó un status social y económico de la elite correntina” porque era intercambiable, vendible hasta heredable como cualquier otro objeto de propiedad.  Incluso indica que se podía inferir las diferencias económicas entre los “amos/dueños” según la cantidad de sirvientes negros que poseía.

Al respecto,  Caballero  insiste enfático que aunque la Asamblea de 1813 declaró la libertad de vientre y la Constitución de 1853 estableció la abolición de la esclavitud las formas de sometimiento continuaron  ingresado el 1900.

En este marco la figura de San Baltazar aparece como refugio y lugar de re-construcción y re-visibilización de la identidad afro en Corrientes. Si bien la devoción al santo negro comenzó como una imposición del clero y la corona española a mediados del siglo XVIII, y de allí la fundación de la Cofradía de San Baltazar y Ánimas en 1772 en Buenos Aires, ella también desarrolló rasgos y prácticas propias de la cultura negra.

La imagen de San Baltazar de la familia Caballero preside el desfile.

La imagen de San Baltazar de la familia Caballero preside el desfile.

Así, en medio de la dominación y la hegemonía de las representaciones religiosas católicas más ligadas al sacrificio, la penitencia y el recogimiento, las prácticas  en torno al rey mago Baltazar reconfigurado y devenido en el San Baltazar de los negros expresaron formas diferenciadas de fe. Entre ellas sobresalen modos devocionales vinculados a la alegría y la liberación, el toque de los tambores y la danza como un modo de conexión espiritual con la divinidad.  Estas articulaciones, también complejizadas por otros mestizajes donde la herencia guaraní es muy relevante en la provincia de Corrientes,  produjeron lo que en varios textos Pablo Cirio denomina “sincretismo sui generis”.

Sin embargo, esa fiesta que realizaban los afrodescendientes correntinos en honor al “patrono de la alegría y la diversión”, y que englobaban más bien prácticas paralitúrgicas porque este santo no está canonizado por la iglesia,  tenían un carácter más bien “intimo” porque no se hacía en un espacio público.

Cuenta Osvaldo Caballero que la danza y la música se ofrecían luego de navidad y hasta la jornada central del 6 de enero en las casas de familia y cuando fallecía el “dueño del santo” también dejaba de hacerse la fiesta.  Por este motivo cree que hacia mediados del siglo pasado estas prácticas devocionales empezaron a desvanecer. Específicamente habla de la ciudad de Corrientes porque en otras localidades se plantean historias con más continuidad. Así surgió un proyecto de “rescate” y reivindicación de la cultura afro junto a la devoción del santo cambá.

– Hace 22 años por la iniciativa de don Fortunato Roffé reflotamos la celebración de San Baltazar. El hizo un pregón para tener la fiesta pública y desde 1994  comenzamos a hacer la fiesta en el parque Cambá Cuá.

– Cuando realizamos la primera fiesta nos habremos juntado alrededor de 80 personas. Hoy no te puedo decir cuántos pero son miles. Vienen de de todos lados a agradecer y a compartir  con  nosotros. Llegan de las provincias de la región y también vinieron de Francia, Holanda, Venecia, Paraguay, España, Polonia, Colombia y otros –sigue su relato Osvaldo-

Escuela de samba de Sapucay y Gabriela Caballero junto a la imagen de San Baltazar.

Escuela de samba de Sapucay y Gabriela Caballero junto a la imagen de San Baltazar.

San Baltazar, santo candombero

En las memorias aquí apenas bocetadas también llaman la atención las  referencias continuas a las vinculaciones/des-vinculaciones históricas entre los corsos lujosos de la competencia de comparsas que introdujo  la clase media-alta en los años  sesenta y  el espíritu festivo del carnaval popular marginalizado como manifestación  muy ligada al candombe y a la religiosidad de los negros.

-La expresión carnavalesca de las comparsas grandes tenían un tinte de elite. Pasaba gente de alta alcurnia –recuerda Caballero- Pero primero fue sin música. Paseaban por la avenida con sus carrozas sin música. Y la expresión vinculada a la música nace de la negritud, de acá, del Cambá Cuá. Tampoco es casual que  la fiesta de nuestro santo es el 6 de enero y un poquito después comienza el carnaval –

– Don Roffé por ejemplo era comisario de corso y por los contactos que tenía él nos ayudó en la logística para organizar la fiesta de San Baltazar en el parque Cambá Cuá. Después está el reconocido músico Osvaldo Sosa Cordero que compuso música de carnaval en los años sesenta, también chamamé y candombe  con letras que refieren a nuestras fiestas y cultura, como el tema “Cambá Cuá” porque él seguramente participaba allá por los años veinte o treinta –sostiene-.

Gonzalo Córdoba, director de batería de Sapucay junto al santito

Gonzalo Córdoba, director de batería de Sapucay junto al santito

Llegados a este punto de la charla me pregunto si es posible pensar que son las relaciones entre aquel carnaval popular, apagado en su momento por las luces del “caté”,  y el espíritu festivo del candombe las que vemos recobrando  vitalidad y visibilidad en los últimos años tanto en el escenario central de  la fiesta en honor a San Baltazar, como también en los desfiles y shows de comparsas que cuenta con participación de los cófrades.

-Muchos integrantes de la comparsa Sapucay son devotos de San Baltazar. La mayoría de los que tocan la batería. Ellos suelen participar con el toque de los tambores en nuestra fiesta y nosotros los nombramos cófrades -comenta al respecto Osvaldo.

De este modo, las escenas revisitadas me llevan  a observar cómo en medio del espectáculo construido al servicio de la industria del entretenimiento y el consumo de masas, y con una fuerte marca elitista en el caso de los corsos, emergen prácticas y representaciones reivindicatorias de las minorías étnicas, como una suerte de reintroducción de repertorios simbólicos antes negados y/o despreciados por la cultura dominante local; aunque habrá que discutir luego más detenidamente el devenir  de los  usos, tránsitos y apropiaciones de dichos repertorios.

Gabriela Caballero ofrenda candombe a San Baltazar

Gabriela Caballero ofrenda candombe a San Baltazar

-Para nosotros es muy bueno esto desde el punto de vista social y cultural. Nos permite hacer revalorizar la devoción de San Baltazar –insiste Gabriela, hija de Osvaldo, quien a la vez recuerda una participación de la cofradía con la comparsa Ará Berá en 2013 y con Osiris en la última edición de los carnavales barriales.

Gabriela Caballero por su consciente ascendencia afro y  también por ser profesora de artes y licenciada en Folklore se manifiesta en cada evento como una activa candombera. Suele coordinar los grupos de danzas que le rinden tributo al santito negro los 6 de enero y en este verano acompañó a su familia en la representación de la cofradía en el desfile de Sapucay durante tres noches de los corsos.

En una de esas noches, la presentación en el corsódromo  “Nolo Alías” estuvo presidida por la pequeña talla de San Baltazar que la familia Caballero ingresó a la zona de palcos centrales. Allí, los integrantes de la cofradía junto a Victoria Avellanal, quien auspició  de anfitriona por parte de la comparsa,  “armaron el bailecito” al son de los tambores para honrar al santito. Le siguió la comisión de frente liderada por un grupo de mujeres candomberas que se lucieron con su danza y quienes con el portaestandarte y la solista que representó a la “Estrella Guía” de Belén abrieron la interpretación del “Santo Cambá”.

De este modo, entre las marchas de samba, chamamé y algunos temas del pop comercial de moda que matizaron el candombe y la charanda  del  repertorio musical,  la historia  se focalizó en la figura de Baltazar como uno de los reyes magos que celebró el nacimiento de Jesucristo con ofrendas en Belén.

Carroza camellos de reyes magos

Carroza camellos de reyes magos

En este sentido,  los grupos coreográficos que  enfatizaron el trabajo de la expresividad corporal y gestual a lo largo de  los cuatro bloques de la puesta en escena, refirieron a la navidad, la noche previa de reyes en el barrio Cambá Cuá, los sueños de una niña con los regalos, la llegada de los reyes del oriente con sus camellos representados en una de las carrozas centrales, las ofrendas. Otra serie de pasajes que referenciaron el sincretismo religioso correntino y en los últimos cuadros sobresalió la representación del Santo Cambá Baltzar separado de Melchor y Gaspar; es decir como santo individual en la interpretación de Diego Ojeda que lució un imponente traje y espaldar de plumas en color rojo y apliques dorados. La presentación de esta figura y la de  Carlos Lancieri que representó a “Mama vieja” q antecedieron el cierre del espectáculo a cargo de  de la escuela de samba.

Comisión de frente de Sapucay

Comisión de frente de Sapucay

Aunque algunas voces remarcaron  la preponderancia de una representación muy apegada al relato bíblico de los tres reyes magos y a la historia más comercial del pesebre navideño, donde el  protagonismo del Santo Cambá se desdibuja y tiende a perder su carácter afro, Osvaldo y Gabriela Caballero no repararon en ello.  Por el contrario, resaltaron el “respeto” con que Sapucay interpretó “acertadamente” el “espíritu festivo” y  “la alegría de la danza con el tambor” que caracteriza al modo devocional de la cultura afro-correntina.

Culminado el desfile, el domingo 15 de febrero solo restaba conocer los ganadores de la competencia de comparsas. Sapucay sumó los votos necesarios, logró revalidar su título de 2015 y los festejos de sus integrantes por el nuevo campeonato que se focalizaban en las puertas del escrutinio se trasladó al altar del santito negro de la familia Caballero en el barrio Cambá Cuá. Allí sonó repetidas veces el samba enredo con que la comparsa representó al Santo Cambá.  También se observó reverencias y baile a modo de ofrenda mientras la imagen del santo negro, que era sostenido con las manos en alto por las mujeres de la familia Caballero, se hacía ver por encima de las cabezas decenas de comparseros devotos y simpatizantes  entusiastas y agradecidos.

San Baltazar y el imaginario social correntino

A modo de cierre y sin ánimos de ser concluyente puedo señalar que del diálogo con la familia Caballero, de los textos y las escenas observadas se desprenden varios elementos que conectan permanentemente con las matrices históricas de la colonización española-blanca-católica del imaginario social correntino. Se trata de un imaginario que se construyó en la intersección de representaciones de la “raza”, la clase y otras aristas de la diferencia y desigualdad, que actuaron y aún actúan modelando, reproduciendo y naturalizando formas de invisibilización, clasificación y regulación de la vida social.

El santo más candombero preside el desfile de comparsa

El santo más candombero preside el desfile de comparsa

Dichas vinculaciones quizá permiten dotar de mayor historicidad y asignarle significaciones más densas y situadas a las insistentes acciones públicas de reivindicación socio-cultural que llevan a cabo los “cambacuaceros” correntinos y que parecen haber encontrado en la figura de San Baltazar más que un símbolo religioso  una “bandera de comunidad”  para visibilizarse. A su vez, este icono que busca hacerse lugar en los relatos de la correntinidad mas anquilosados (la provincia creyente católica y tradicional,  la provincia del chamamé y el carnaval),  se plantea altamente performático  al punto que sus usos y  apropiaciones rebasan el campo de las danzas celebratorias propias del día de San Baltazar (del 6 de enero) para trasladarse a otros días y otros escenarios;  y mezclarse, contaminar/se con otros campos políticos, artísticos, socio-culturales.

Está claro que el proceso es bien complejo e invita a seguir de cerca las condiciones y las relaciones de poder  que atraviesan los trayectos de esas apropiaciones, a su vez observar en mayor detalle los términos en que una alteridad histórica logra o no articular intereses de representación en el campo de los relatos  legitimados y legitimadores (de la nacionalidad y /o la correntinidad),  la producción masiva, el espectáculo y el mercado, entre otros.

Notas

1- Sapucay (grito en guaraní) también es conocida como la comparsa del gallo (por la figura del gallo de la alegría que los representa). Nació hacia 1979 y en este 2016 logró su noveno campeonato en la competencia de comparsas. Cuenta con alrededor de 500 integrantes y es una de las comparsas más grandes y reconocidas del carnaval correntino junto a las históricas Ará Berá y Copacabana. Se pueden ver los videos de su producción 2016 relativa a San Baltasar en youtube (desfile, música y letra del enredo y anticipación del tema)

2- «Santo Cambá» (santo negro) hace alusión a San Baltazar o San Baltasar canonizado por la devoción popular ya que la iglesia católica lo reconoce como un Rey Mago junto a Melchor y Gaspar pero no como santo individual.  Si bien, esta devoción resultó muy extendida en la provincia de Corrientes desde la colonia, recién en las últimas décadas cobró visibilidad. Se destacan actividades desarrolladas por los integrantes de la Cofradía de la ciudad de Corrientes donde más de 10 familias poseen imágenes: Ramírez, Encina, Galarza Godoy, Torres Ruda, Santamaría, Silberman, García, Zarza, Fernández y Caballero (según el registro Gabriela Caballero). Las celebraciones más conocidas del interior provincial tienen lugar en Concepción de Yaguareté Corá, Bella Vista, Empedrado y Goya. Cada fiesta plantea modos devocionales particulares. Un caso muy peculiar es el que se desarrolla en el paraje El Batel, departamento de Goya, donde los promeseros participan de un baile de máscaras, portan trajes ceremoniales específicos y hablan en falsete para no ser reconocidos. El documental “El santo de los cambá” dirigido por Sebastián Toba plantea una interesante aproximación a esta celebración. El trailer puede verse aquí. Se pueden consultar también los trabajos del antropólogo Pablo Cirio, aquí, aquí y aquí.

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Cleopatra Barrios

Cleopatra Barrios

Cleopatra Barrios es Investigadora del CONICET y Profesora de la Universidad Nacional del Nordeste. Posee un Magister en Semiótica Discursiva (UNaM) y es Doctora en Comunicación Social (UNLP). Integra el Núcleo de Estudios y Documentación de la Imagen del Instituto de Investigaciones Geohistóricas de CONICET/UNNE.
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