"Espiritualidad indígena": equívocos a la luz de una perspectiva ontológica

Foto: Meridith Kohut para el The New York Times. Tumba del cacique Panguitruz Guor («Mariano Rosas»)

 

por Antonela dos Santos y Florencia Tola (UBA-CONICET)

Está claro que no toda antropología debe ser ontológica en sus preocupaciones, pero creemos que si puede ser productivo para la disciplina nutrirse del cambio de perspectiva que este giro aporta. Presentamos dos escenas etnográficas derivadas de nuestros trabajos etnográficos con dos pueblos indígenas argentinos (tobas y ranqueles) e intentamos llevar adelante un pequeño ejercicio de ontografía que parta del equívoco posible que constituye el terreno de la espiritualidad.

«La tierra es nuestra vida» es el lema de gran parte de los reclamos territoriales tobas (qom) en Buenos Aires (1). La asimilación tierra-vida es transparente a los ojos de quienes acompañan sus reivindicaciones y, además, es fácilmente asible para quienes sostienen una retorica sobre los pueblos indígenas como protectores de un medioambiente cada vez más degradado, alejados de la lógica mercantil y material propia de las sociedades modernas. Sin duda, la tierra es central en la vida y experiencia de muchos tobas: sus antepasados y gran parte de los adultos y ancianos de hoy se vincularon de un modo estrecho con ella a través de la caza, la pesca, la recolección de frutos y miel, los sueños, la conquista amorosa o las practicas chamanicas. El «monte» o aviaq no solo les brinda plantas, animales, madera, remedios y agua, sino que posibilita a numerosos tobas mantener relaciones con una diversidad de seres no-humanos que son centrales en la constitución del mundo y en la consciencia de sí (ver también este texto de Tola en el blog). Ahora bien, por qué esta relación con el territorio es expresada por algunos de los nuevos lideres qom como espiritual más que como social?

En un contexto marcadamente diferente, algunos ranqueles (rankülche) (2) de la provincia de La Pampa reflexionan sobre que significa ser indígena en la actualidad, viviendo, por lo general, en contextos urbanos, sin necesariamente hablar la lengua y, en gran parte de los casos, habiendo desconocido o negado su pertenencia étnica durante largos periodos de tiempo. Entre aquello que desean recuperar, la espiritualidad ocupa un lugar central, al menos para algunos líderes que expresan hoy en día que «no hacer la espiritualidad es pensar como blanco». Ligada, por lo general, a «una vida en libertad y armonía», dicha espiritualidad engloba cuestiones diversas como la relación de cierta sumisión con la Ñuque Mapu (la «Madre Tierra») y Vuta Chao (el «Gran Padre») expresada en ceremonias de pedido y agradecimiento (nguillatun), o los lazos con los ancestros, considerados guías en la reemergencia. Espiritualidad remite también, para muchos de ellos, al imperativo de estar atento al medioambiente para vincularse con animales y otras entidades nohumanas que pueden comunicar anuncios, consejos o noticias, y a la necesidad de ser respetuosos y cuidadosos en las interacciones con ellos.

Foto: CEDOC. Reclamo Qom por tierras

 

Concebida por los mismos ranqueles en oposición a la religiosidad de los cultos evangélicos (de los que, por otro lado, muchos de ellos participan o participaron hasta hace poco tiempo), esta espiritualidad es descrita, en ocasiones, como «más viva»  y «más sentida». Allí donde el culto no puede proveerles de signos visibles, según varios de nuestros interlocutores, ella proporciona señales concretas. Si se vincula a lo visible, si implica la agencia del sujeto que «hace espiritualidad» y si activa lo afectivo, por qué, entonces, al abordar la espiritualidad ranquel no preguntarnos, antes que nada, que es lo visible, lo sensible y la acción para ellos?

Si pensamos en términos de la antropología ontológica, el terreno de la espiritualidad parece constituir un indudable equivoco. Más que darlo por sentado, deberíamos preguntarnos –sin desconocer las diferencias internas a cada uno de estos pueblos–qué es, para tobas y ranqueles, lo espiritual y a qué universos remite. Es decir, cuando nuestros interlocutores tobas refieren que la tierra es vida (o que los pájaros hablan, que en sueños se encontraron con un pariente fallecido o que viajan al cielo, por citar otros ejemplos) es necesario partir de la pregunta sobre qué es la tierra y qué es la vida (qué son los pájaros, la comunicación, los sueños o el cielo) para ellos. Asimismo, cuando los ranqueles con los que trabajamos hablan de recuperar su espiritualidad cabria poner en duda la asociación a priori pensada como universal entre espiritualidad-religiosidad-trascendencia y preguntarnos que es «hacer espiritualidad». Nuestras etnografías nos conducen a pensar que la asociación toba tierra-vida y el deseo ranquel de recuperar su espiritualidad guardan relación con una voluntad explícita de ciertos miembros de estos grupos de mantener o reconstruir relaciones concretas con seres no-humanos (Vuta Chao, los dueños del monte, los muertos, los animales) siguiendo reglas socialmente pautadas. En este sentido, la espiritualidad en cuestión lejos de remitir a lazos espirituales, entidades trascendentes y dogmas de fe compartidos (siguiendo nuestra acepción del término, vinculada a lo religioso), referiría a las relaciones tangibles que los sujetos particulares, en su composición activa del mundo, establecen con otros seres inmanentes.

Este texto es parte de un trabajo mayor sobre las características y relevancia del giro ontológico en antropología, en el que se analizan sus principales vertientes (la corriente inglesa, la francesa y la norteamericana), se reflexiona sobre los alcances y limitaciones de la propuesta metodologica que el giro contiene y se discute sobre la operatividad de estos abordajes para las realidades etnográficas con las que se trabaja en Argentina. El artículo completo fue publicado en la revista de antropología Avá (de la Universidad Nacional de Misiones) y se  puede consultar  aquí.

(1) Los tobas pertenecen –junto con los pilagá y los mocoví– a la familia lingüística Guaycuru y se autodenominan qom. El termino qom deriva del pronombre personal de la primera persona plural (qomi, qom: gente, –i: sufijo que pluraliza). Desde la época pre-colombina, los grupos chaqueños compartían una tradición cazadora-recolectora, formas comunes de organización socio-política y aspectos de su cosmología. Hoy en día, los qom viven en comunidades rurales, urbanas y peri-urbanas sedentarias, en las provincias de Formosa y Chaco, y han conformado barrios en ciudades como Rosario, La Plata, Buenos Aires, entre otras. Florencia Tola realiza trabajo de campo entre los tobas (qom) de Formosa desde 1997.

(2) Los ranqueles o rankülche («gente del carrizal», de rankül– cortaderas o carrizal [Cortadeira selloana] y –che, gente) eran tradicionalmente grupos de gran movilidad que habitaban el centro de la Republica Argentina. Con posterioridad a las campanas militares de fines del siglo XIX, los ranqueles fueron decretados extintos o, en el mejor de los casos, en el camino irrevocable hacia el mestizaje y la aculturación. Sin embargo, hacia fines de la década de los ochenta en la provincia de La Pampa un grupo de personas comenzó a cobrar visibilidad política al autoadscribirse como ranqueles e iniciar un proceso de reemergencia vigente hasta hoy en día. En la actualidad los ranqueles se encuentran asentados en zonas rurales y urbanas de La Pampa, San Luis, Córdoba y Buenos Aires. Antonela dos Santos realiza trabajo de campo con ranqueles de la provincia de La Pampa desde 2013.

Antonela dos Santos es Becaria doctoral del CONICET, Sección de Etnología, Instituto de Ciencias Antropológicas (FFyL, UBA). Miembro del Núcleo de Etnografía Amerindia (NuEtAm).

Florencia Tola es Investigadora Independiente del CONICET, Sección de Etnología, Instituto de Ciencias Antropológicas (FFyL, UBA). Investigadora asociada al Centro EREA del LESC (UPO/CNRS). Miembro del Nucleo de Etnografia Amerindia (NuEtAm). деньги в долг

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Florencia Tola

Florencia Tola

Florencia Tola es doctora en Antropología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales(EHESS). Se desempeña como investigadora del CONICET de Argentina e investigadora asociada al Centro EREA del LESC (UPO/CNRS) de París. Trabaja sobre el cuerpo, la persona, las emociones y el parentesco entre los qom del Gran Chaco.
Publicado en Ensayos.

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