por Joana Bahía (Universidade Estadual do Río de Janeiro)
En la segunda Marcha para Exu, la Avenida Paulista fue invadida por umbandistas y quimbandeiros. Según los cálculos de la Defensa Civil, hubo 150 mil manifestantes. Había poca gente específicamente de candomblé, aunque algunos grupos realizaban el ritual del sabeje y ofrecían baños de palomitas de maíz a quienes contribuían con el rito (1).
Muchas cosas me llamaron la atención en la marcha; de manera general, la evidente ocupación del espacio público por las religiones afro y de manera más particular, la interrelación entre el espacio virtual y el offline, pues ambos están muy relacionados.
Exu y Pomba Gira crecieron en las redes, no solo después de la pandemia, sino en al menos la última década. Cada día que pasa, hay de 5 a 10 publicaciones, en grupos de redes sociales, dependiendo del sitio. Muchos usan el humor para regular las reglas de sus propios cultos, y otros se basan en el humor para lidiar con la intolerancia religiosa.
No me parece que sea solo offline, sino que también en los espacios virtuales, la presencia de Exu se ha magnificado, y con él, la de Pomba Gira. No tengo cómo cuantificar el crecimiento por el último dato del IBGE, lo que haré en breve. Me baso en la investigación financiada por Faperj y Uerj que realizo sobre las redes afro religiosas en línea desde 2022, observando el crecimiento de estos grupos en Instagram, TikTok, YouTube y otros.
Lo que me llama la atención es que la marcha de Exu es también la marcha de los influencers y este vaivén entre lo online y lo offline dice mucho al respecto. Los influencers son más jóvenes, algunos tienen entre 30 y 40 años; filman, dan entrevistas, tienen podcasts, estudian, publican en TikTok y tienen redes en Instagram. Están actuando en santuarios, poseen negocios y movilizan a mucha gente online.
Algunos comparten recetas y hablan de algunos hechizos online como @mestrejonan2; otros transmiten mensajes de sus entidades con un discurso dirigido al público que los sigue, como en el caso de @karoldafarrapo (quimbanda, umbanda y jurema), @filhadasete_ofc (Kassia de Oya del @temploseteencruzilhadas) y de @mctrans, cuya María Navalha es embajadora del santuario nacional de Zé Pelintra en Río de Janeiro, junto con @thiagocavalvanteoficial. Tenemos a @guerreirosdajurema, @pmc.da.umbanda, @dayiyalode que estaban en el carro de los influencers y/o tomándose selfies con los fans. Esta última tiene un canal en Instagram y TikTok donde da consultas, transmite mensajes de las pombas giras, de las cartas y de Exu, y aborda cómo algunos de ellos forman parte de la vida cotidiana del terreiro, las características de las entidades y la forma de interactuar con ellas.
También debemos considerar a cantantes como @guideiemanja, que cantó los pontos en el carro de sonido; Cae Lopes @cantodaumbanda (médium, cantor y compositor de más de 700 pontos); @samanthamachado y @ellenmotta, @pele.milflows y otros artistas presentes que son afro-religiosos. Cabe recordar que el crecimiento online demanda una serie de intercambios offline que retroalimentan a los influencers. El carisma conlleva trabajo, todos tienen que ser fotografiados y fotografiarse; están fuera del terreiro, pero necesitan la agencia espiritual para legitimarse y construir sus caminos espirituales. Cada influencer tiene un lenguaje propio, patrones estéticos, memes y bromas internas. Cada uno crea un «estilo propio» que lo identifica y que suma audiencia en torno suyo. Muchas veces el contenido puede ser importante, pero el tipo de personaje que lo transmite lo hace con más fuerza, ideas y valores.
En este sentido, estos religiosos, al producir contenido mediático, películas, música, videos, programas televisivos, sitios web, marchas, entre otros, no crean un contenido estático, sino que se colocan en un proceso dinámico de producción y reinvención de sus propios contenidos religiosos, así como de su lugar en la esfera pública.
Estos influencers no son mayores que los que brindan cursos de umbanda online. En términos generales, quienes están a la cabeza en términos de adhesiones digitales son el umbandista Alan Barbieri con la Casa da Lei, seguido por Alexandre Cumino, y la umbanda EAD de Rodrigo Queiroz. Estos reúnen a mucha gente online y offline, con posibilidades de expansión transnacional debido a que están en la red, pues la búsqueda de personas de otros países es notoria. El sitio Umbanda Boa también ha crecido bastante. Toda esta concentración mediática, bien centralizada en São Paulo, también agrega a líderes religiosos situados en Río de Janeiro y Bahía. En el caso de la marcha, hay una colaboración entre Río y São Paulo.
La marcha para Exu es un poco el fruto de este crecimiento online y de cómo su organizador, Jonathan Pires, se ha expandido, registrando sus plataformas de contenido y marcas como Jonathan Pires, Maria Padilha, Marcha para Exu y aún Pérolas da Macumba. Además de registrar estos dominios bajo su autoría, también registró la Marcha ante las autoridades de São Paulo.
La idea de la Marcha es bastante controvertida y ha sido criticada por varios segmentos de la Umbanda desde 2023. Su organizador es considerado un partidario de Bolsonaro, y en la primera edición aún participó otro partidario, el capitán André da Silva Rosa, capitán de la Policía Militar que comandó pelotones del cuerpo especial Rota en São Paulo. Él niega cualquier involucramiento político, así como prohíbe que la Marcha tenga manifestaciones políticas. Afirma que pretende alejar la imagen del diablo asociada a Exu, sin embargo, es criticado por parafrasear un eslogan utilizado por los cristianos. En 2023, el colectivo Umbanda de Verdade y más recientemente Pensarmacumba (Instagram) y Emancipa Axé publicaron textos contrarios a la Marcha. Estos últimos alegan que marchar no resuelve el problema de la intolerancia religiosa, y que la misma es organizada sin involucrar a colectivos negros y a afro-religiosos que luchen contra el racismo religioso.
La marcha está bien organizada y no tiene interferencias ni se realiza ningún tipo de evangelización en su entorno, lo cual me pareció raro pero bastante positivo. Había una alegría en el aire, y mucha gente estaba orgullosa de mostrar su umbanda, su quimbanda y de representar a sus entidades. Había un ambiente festivo y muchos querían tomarse fotos con sus ídolos a quienes ven en internet. Todos estaban arreglados y felices con sus Exus y Pombagiras, representándolos en una de las avenidas más importantes del país, mostrando que la Pomba Gira puede transitar las encrucijadas de la Paulista. Muchos umbandistas con sus terreiros y hermanos de santo caminaban en grupos, con camisetas del terreiro y otros con la camiseta de la Marcha vendida en la tienda Chetuá, que pertenece al organizador de la marcha.
Muchos representaban su espiritualidad con una alegría genuina, leían manos, coqueteaban, sonreían y pedían ser fotografiados, muchos en selfies con la antropóloga, autora de este texto. Muchos simplemente aprobaban con la mirada, en el caso de los quimbandeiros, sus Exus no eran tan habladores como los de la umbanda.
Otros solo miraban a mi lado, como si quisieran decir algo con la presencia espiritual de la antropóloga. Otros me pidieron que, además de las flores en el cabello, llevase una falda amplia en la próxima marcha. La interacción era extremadamente positiva, y la energía era alta; en algunos momentos, no solo había la representación, sino también un límite tenue de un cuerpo espiritual, más cercano al trance.
Quien comanda la marcha en la calle es Maria Padilha, seguida por su Tranca Rua y de doña Maria Mulambo. Todos muy bien alimentados, vestidos y con sus bebidas en sus carros en la Avenida Paulista. El notable cuidado lleva cierta anticipación y planificación. Parte de esa planificación es filmada por el propio Jonathan Pires y publicada en su Instagram.
Las invitaciones y el cuidado de qué hacer o no en la Avenida Paulista se comunican antes del evento, pero principalmente la recomendación de no hablar de política. La cuestión política proviene de las controversias entre segmentos de otros grupos afro-religiosos insertados en movimientos sociales que afirman que Jonathan apoya a Bolsonaro. En la Marcha del año pasado, la primera edición del evento, hubieron acusaciones de un lado y del otro, y Jonathan no nombra a sus detractores, solo dice que no va a hablar de política. Que todo es estrictamente religioso. Y me pregunto, ¿dónde es que lo no político, aparentemente no politizado, no puede producir un tipo de carisma que rinda una politización en el futuro? Lo que parece y no es, pero que puede dar lugar a ser lo que no aparenta. Este juego visible-invisible es muy interesante porque recuerda las propias tramas de Exu.
Las notas realizadas por los grandes medios fueron bastante pobres, incluso las de los más politizados como Mídia Ninja, y poco se sabe del origen familiar y espiritual de Jonathan. Algunos indicios están en las publicaciones que hace. Se declara umbandista y presenta su desarrollo material a partir de las bendiciones de sus cuidados con el mundo espiritual. Su negocio, sus carros y su riqueza provienen de Oxóssi y de su amor por los Exus y Pombagiras. Los bienes que ostenta son frutos de esa espiritualidad que abre caminos y, como él mismo repite en millones de publicaciones, como marca registrada, en un marketing religioso: «nunca fue suerte, siempre fue macumba». La palabra macumba gana poder, dinero, bienes y una vida propia similar a los bienes simbólicos de muchas iglesias y religiosidades que tratan lo económico como parte fundamental de la vida moderna. Hay campañas de donaciones, autos lujosos, y un cuidado con lo espiritual que coquetea con la realidad popular. Atrae figuras y tipos populares y a influencers como él. El mismo eslogan se convirtió en camiseta, gorra y marca.
La Paulista se abre a Exu y él cierra la Paulista con sus practicantes, simpatizantes y con parte de la comunidad LGBTQI+, que está comprometida con su espiritualidad, pero no necesariamente dentro de movimientos sociales.
Hay muchas cosas sucediendo en este campo, y la Marcha es un momento en el que muchas cuestiones nos invitan a reflexionar: el espacio público afro digital, las economías simbólicas y un cierto marketing de lo sagrado en un sentido más complejo; la juventud que también quiere estar al frente del escenario religioso; la politización de la Marcha por diferentes grupos y segmentos; las proximidades en los usos digitales con otras religiones y segmentos religiosos; el trance online y múltiples agencias que trascienden el espacio de la Marcha, pero que en ella se expresan.
(1) En especial, por ser agosto el mes dedicado a Obaluaie en el candomblé, es común la presencia de hijos de santo que van a hacer obligaciones durante dicho mes. El Sabejé (sabejé corô umnlá, orô umnlá) se realiza antes del Olubajé (fiesta en honor a Obaluaie), y es necesario «pedir limosna» en nombre del orixá, un precepto que indica amor y respeto hacia él. Un hijo de santo sale a las calles con un canasto que contiene las flores de curación de Omolu (deburu/pipoca/pochoclo) y cualquier persona puede hacer una contribución en dinero como agradecimiento por la vida, además de tomar un puñado de pipoca para comer o arrojar sobre su propio cuerpo. Lo que está en juego no es el dinero que se deposita, sino lo que se intercambia. Es Omolu en la calle, una demostración de devoción y cura. El 16 de agosto se celebra el día de San Lázaro. San Lázaro y San Roque tienen sus territorios asociados con Obaluaiê. Las diversas representaciones e interpretaciones de Obaluaiê, San Lázaro y San Roque guardan muchos aspectos en común.
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