La sacralización de Hugo Chávez en Venezuela

por Luis Alonso Hernández (UNSAM)

Oración al comandante Chávez:

Señor y Dios nuestro, tu escogiste a nuestro comandante Chávez como el hijo del pueblo de Bolívar, para que nos guiara hacia un futuro mejor. Fue hacedor de la patria socialista con espíritu justiciero y libertario,  y nos lo presentas como Cristo de los pobres, el guerrero del amor, prócer de la nueva independencia. Ángel que bajó a estas tierras, a estos mares, a estos vientos. Creo en Chávez en comunión con todas las religiones. Creo en Chávez en comunión con todos los pueblos de Dios. Creo en su mano milagrosa, amiga y socialista, en su verbo santo que cura los males de los más pobres. Creo en Chávez y en el milagro de nuestra patria grande, por su sacrificio hoy es viento sabanero y nuestro protector eterno. Somos con él. Todos somos con Chávez. Creo en Chávez como hermano, él es mi comandante y yo también soy Chávez y tengo el poder del amor por la patria, por el prójimo. Creo en Chávez, creo en el pueblo, creo en Dios todopoderoso. Amén.

A 20 días de la muerte del expresidente venezolano ocurrida el cinco de marzo de 2013, sectores populares en la parroquia 23 de enero, en la ciudad de Caracas,  levantaron una pequeña capilla consagrada a Santo Hugo Chávez del 23,  a la que acuden personas de todo el país a llevar flores, prender velas, pedir favores y pagar promesas. De esta manera, el padre de la llamada revolución bolivariana hizo su aparición en el espacio público de otra forma: revestido de cierta textura sagrada con licencia divina  para actuar en el mundo de los vivos.

La tumba y memorial de Hugo Chávez en el Cuartel de la Montaña, cerca de la capilla.

El caso no pasó desapercibido. Desde la iglesia católica se condenó la veneración popular, mientras que voceros del Gobierno comenzaron a defender públicamente el derecho que tiene este sector de la población de adorar a quien considera su “comandante eterno y supremo”. Esta elevación al panteón de los santos populares tampoco es nueva. En Venezuela, al igual que en la mayoría de países de América Latina es común apreciar la construcción de altares para recordar a difuntos considerados excepcionales por la gente, puesto que en vida e indistintamente de la esfera en la que se desenvolvieron, ejercieron un poder e influencia considerado fuera de lo común, en la que se pliega la excepcionalidad de sus propias áreas con lo sagrado.

Vemos los casos de Evita Perón, estudiado por la estadounidense J.M. Taylor (1981);  la cantante de cumbia Gilda, cuya sacralización fue abordada por Eloisa Martín (2007); el ícono del tango Carlos Gardel, sobre quien ha escrito María Julia Carozzi (2003) o en el campo de la medicina venezolana, el doctor José Gregorio Hernández, cuya veneración es etnografiada por el español Francisco Ferrandiz (2004), mientras observaba el culto a María Lionza. Todos estos ejemplos representan híbridos en los que se combina una forma de religiosidad popular con la política, la música y la medicina. Sin embargo, destaca el de Hugo Chávez por tratarse de la sacralización de un líder revolucionario, fundador de un movimiento que forma parte de un proceso político conflictivo todavía abierto.

Sobre el culto a Chávez está presente otra particularidad. Las prácticas de sacralización comenzaron en vida, cuando intentó derrocar al gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez el 4 de febrero de 1992. El antropólogo Michael Taussig, recorría Venezuela para la época y observó tras el golpe y posterior encarcelamiento del líder rebelde, como se pronunciaba en las barriadas de Caracas una plegaria dedicada a Hugo Chávez:

«Chávez nuestro que estás en la cárcel, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu pueblo, hágase tu voluntad, de la nuestro país, la de tu Ejército, danos hoy la confianza ya perdida y no perdones a los traidores, así como tampoco perdonaremos a los que nos traicionan, no nos dejes caer en la corrupción y líbranos del presidente. Amén» (2015:128).

El Cuartel de la Montaña, situado a unos 200 metros de la capilla de Chávez.

Tras su fallecimiento siendo presidente se afianza el culto a Hugo Chávez Frías. Gobernó desde el dos de febrero de 1999 hasta la muerte a causa de un cáncer, apenas a tres meses de su reelección. Para sus seguidores no murió, sino fue “sembrado”, lo equivalente a las raíces que para ellos brotan de su legado. Se le llama el presidente de los pobres, los desamparados, negros e indígenas, tal como me informó Elizabeth Torres, guardiana de la capilla ubicada específicamente en el sector La Planicie, a unos 200 metros del Cuartel de la Montaña, instalación militar donde descansan los restos de Chávez  y que sirvió de cuartel para las tropas sublevadas en febrero de 1992.

Entidad polisémica

Como en otros casos de la llamada religiosidad popular en América Latina, el mundo de los muertos continua interactuando con el mundo de los vivos. En el caso de Hugo Chávez, esta devoción se expresa de distintas maneras. Durante mi estadía en el 23 de Enero escuché a devotos y simpatizantes referirse al ex mandatario de diversas formas, lo que evidencia que estamos frente a una entidad que es polisémica.

Por ejemplo, Elizabeth Torres, guardiana de la capilla le llama un ser vergatario que está al lado de Dios. En vocabulario venezolano vergatario representa a una persona excepcional, fuera de lo normal. La Real Academia Española la define como un venezolanismo para referirse a alguien que sobresale o destaca por alguna cualidad, sobre todo por su valor o fuerza.  Incluso, la palabra fue popularizada por Chávez en vida cuando impulsó el ensamblaje nacional de un teléfono celular para competir frente a las grandes corporaciones mundiales. Este aparato ya fuera de circulación fue denominado “el vergatario”.

Para algunos es un santo, para otros un muerto poderoso.

Adicionalmente, otro de mis informantes, un sargento de la Milicia Bolivariana – integrada por civiles- que le adjudica poderes sobrenaturales a Chávez lo denomina un muerto poderoso que le ha hecho algunos favores, mientras que devotas con quienes compartí en la capilla,  no tienen ninguna duda en que Hugo Chávez es un santo con licencia divida para obrar milagros, por lo que acuden en agradecimiento regularmente a rezar, llevar ofrendas y a “hablar con el comandante eterno”.

Esa presencia impulsó como pude constatar en varias santerías de la avenida Baralt de Caracas, la proliferación de toda una cultura material-religiosa: bustos de la imagen de Chávez elaborados con yeso vestido de civil y militar; rosarios católicos y estampitas con su rostro acompañadas de una adaptación del Padre Nuestro y una oración propia. Además de la capilla en el 23 de enero, también observé en hogares de algunas devotas, la imagen del mandatario colocada en altares al lado del Sagrado Corazón de Jesús, la Virgen María, el doctor José Gregorio Hernández y el Libertador Simón Bolívar.

Pero no todos en el 23 de enero consideran que la figura sacra del líder político obra para el bien. Al enterarse de mis indagaciones en esta barriada caraqueña, me abordó una anciana de unos 70 años. Muy enérgica me dice: “tengo que hablar con usted”. Le digo que me interesa escucharla. La anciana, una evangélica pentecostal se queja por la santificación popular de Chávez, a su juicio, se trata del “mismísimo demonio”. Interpreta bíblicamente lo que ocurre en Venezuela y advierte que las cosas se pondrán peor mientras el pueblo no rectifique.

«Mire, Chávez fue puesto por Dios en la presidencia, yo voté por él, pero se alejó del camino de Dios, en el Palacio de Miraflores se hacía brujería, se invocaba el mal, por eso Dios lo quitó. Ahora pagamos el castigo. Claro que hace milagros, pero detrás de todo está el Diablo», agrega.

Elizabeth Torres es la Guadiana de la capilla

 

La capilla

La pequeña capilla mide unos 4 por 4 metros aproximadamente. En sus inicios era azul, pero la pintaron de beige con ocre para estar en sintonía con los colores del Cuartel de la Montaña. En la parte externa tiene una pequeña cerca de unos 40 centímetros con una puertita. En las noches se cierra la puertita pero no es garantía de seguridad. Cualquiera la puede saltar. La idea es que esté abierta al público las 24 horas. Desde hace un año (marzo 2017) se colocó un nuevo busto del presidente Chávez. Lo tuvieron que pegar a una repisa de vidrio ya que el anterior se lo robaron. A los costados se colocaron dos palmas para adornar la entrada. Siempre han estado y lucen muy cuidadas. Del lado derecho de la entrada cuelga un cuadro con la imagen de Simón Bolívar que dice: 23 de Enero. Comuna Socialista Simón Bolívar.

En la parte superior de la capilla, el nombre que recibe: SANTO HUGO CHÁVEZ DEL 23. Ya dentro de la capilla se evidencian formas propias del sincretismo religioso venezolano. Rostros de Hugo Chávez con imágenes de santos y vírgenes propias del catolicismo. Al fondo de la capilla una gigantografía impresa en vinil muestra a la izquierda la imagen del Nazareno de San Pablo,  advocación de Jesucristo cargando la cruz en la séptima estación del viacrucis, venerado en Caracas en especial durante el miércoles santo en una procesión que dura unas cuatro horas. Del lado derecho está Hugo Chávez con uniforme y  en saludo militar. Al fondo de ambas imágenes el 23 de Enero. En la parte superior con signos de admiración la frase: ¡Dios con nosotros! y seguidamente en pregunta ¿Quién contra nosotros?

De la parte superior cuelga un enorme rosario, hecho a mano por un artesano y donado a la capilla Debajo de la gigantografía Elizabeth colocó una repisa de vidrio. Al centro de la repisa un cuadro de Hugo Chávez con uniforme. Delante del cuadro, la taza de café y un vaso de agua. También está un pequeño busto de Chávez con el uniforme del ejército venezolano. No hay imágenes del expresidente vestido de civil. De izquierda a derecha ocho vírgenes acompañan el busto y cuadro del comandante Chávez. Dos imágenes de la virgen del Carmen, en Venezuela esta advocación es la patrona del Ejército. Se dice que Chávez era devoto de la virgen del Carmen. Al lado,  una pieza de la virgen de Coromoto, patrona de Venezuela; seguidamente la virgen del Valle, patrona de los pescadores y cuya procesión congrega a decena de miles de personas en la isla de Margarita cada 9 de septiembre; la virgen de Fátima; el Divino niño de Atoche; la Virgen de la Paz y la Rosa Mística. Desconozco la advocación de la octava virgen.

Debajo de la repisa hay varias plantitas, a los costados también hay jardineras con varias matitas ornamentales. Son cuidadas por Elizabeth. Me cuenta que a veces las vecinas le ayudan a mantener la capilla en orden, “pues los fines de semana sube mucha gente”.

En las esquinas de las jardineras se instalaron plataformas de metal en forma de escalera para que las personas enciendan sus velas. Sin embargo, Elizabeth es cautelosa para evitar incendios. En la plataforma del lado izquierdo quedó grabada con la cera de una vela derretida una curiosa imagen. Elizabeth y visitantes aseguran que es la Virgen María con la espada de Bolívar. Según ella, detrás de la virgen se aprecia también el rostro del Libertador. Al lado de la misma plataforma ubicada del lado izquierdo está un cuadro de Bolívar, pero no el clásico, este es el Bolívar con rasgos mulatos elaborado tras la exhumación de los restos del Libertador en el año 2010. Según los seguidores de Chávez, ese es el verdadero Simón Bolívar. Fue llevado por estudiantes de bachillerato que suben a pedir para aprobar los exámenes.

Elizabeth decidió colocarlo a la vista de todos. También colocó una cartulina con imágenes de Hugo Chávez, en especial de sus ojos vigilantes, muy usados en las campañas electorales del Partido Socialista Unido de Venezuela tras la muerte del presidente. Esta imagen de los ojos de Chávez se ha comercializado en Caracas, hasta en tazas de café aparecen. Pintado con creyones, dentro de la cartulina se ven varias banderas, entre ellas la venezolana, de Cuba, Ecuador, Argentina, Bolivia y Palestina. Sobre la cartulina, una especie de plato de metal con el escudo venezolano. Fue un regalo de Elizabeth a la capilla que cuida con tanto recelo. La cartulina la dejaron unos colegiales.

Del otro lado (derecha) la bandera Argentina, un regalo de una pareja proveniente de Buenos Aires que quiso pasar a saludar. Según Elizabeth, pidieron perdón a Chávez porque los argentinos se alejaron de su proyecto para unificar a la América Latina y escogieron a Mauricio Macri como presidente. Comenta que Diego Armando Maradona visitó la capilla y también dejó la bandera de su país, pero está guardada en la casa de Elizabeth. Cristina Fernández también habría pisado la capilla. Debajo de la bandera albiceleste, un recuadro hecho a mano dice: Chávez vive, la lucha sigue. El gigante Chávez es nuestro líder mundial. Hasta la victoria siempre. Lo llevó un hombre del interior del país en agradecimiento por un favor recibido por Chávez.  Le pregunto a Elizabeth sobre el milagro y me dice que le curó un cáncer de próstata.

Sobre la bandera un pequeño recuadro tiene la imagen de un Chávez pensativo, al lado un texto que afirma: Gracias mi presidente eterno Hugo Chávez por el favor concedido. Las siglas NYGV. 2014. Esta plaquita fue un obsequio de una devota, habitante del 23 de Enero y le adjudica a Chávez haberse levantado de la silla de ruedas, cuando el discurso biomédico la condenó a estar postrada el resto de su vida a consecuencia de un aparatoso accidente de tránsito. Cerca de la placa, otros recuadros de Chávez y una oración al Nazareno de San Pablo.

También cuelga una especie de manta del Movimiento Proyecto Popular. Elizabeth no me supo explicar de quienes se trata, igual dejaron ese obsequio. El techo de la capilla reafirma la mezcla de símbolos patrios y religiosos, lo engalana la bandera venezolana, el tricolor nacional: amarillo, azul y rojo.

A pesar de los señalamientos de algunos sectores conservadores sobre la presencia en el espacio público de la capilla, los devotos y simpatizantes afirman que este espacio es tan válido como la propia catedral. Elizabeth Torres cuenta que algunos sacerdotes del 23 han oficiado misas y que sube mucha gente a rezar y conversar con Chávez. No duda que el pequeño espacio es una especie de portal que facilita la comunicación entre el la tierra y el cielo.

Estas afirmaciones evidencian, como mencionan algunos trabajos recientes de la antropología latinoamericana tales como Carozzi (2003), Martín (2007), Menezes (2009) y Calavia (2009), entre otros, que se va consolidando una forma devocional hacia la imagen de Hugo Chávez basada en la confianza, con potencia para operar en el mundo de los vivos e interceder ante Dios para conseguir favores divinos. De esta manera, en términos de Renata Menezes, se consolida el prestigio de la figura sacralizada, por la manifestación de poder y la fe expresada por devotos y simpatizantes. En estos intercambios entre hombres, mujeres, santos, seres vergatarios o muertos poderosos se observan manifestaciones externas de relaciones más profundas con la participación de toda la subjetividad del devoto en relación a la figura de Chávez, lo que implica procesos de identificación, auto-entrega, confianza y amistad entre humanos y entidades sagradas.

Sin embargo, la entrega y devoción a esta entidad trasciende cualquier práctica religiosa y de alguna forma se mezcla con la política en el 23 de enero. Elizabeth Torres, quien también pertenece a la Milicia Bolivariana, además de guardiana de la capilla es dirigente vecinal y forma parte de las redes comunitarias que entre otras actividades, distribuyen  bolsas de alimentos que vende a precios solidarios el Gobierno Nacional ante la escasez de productos básicos. Igualmente hace campaña en tiempos de elecciones por los candidatos de la revolución bolivariana. Además, desde los colectivos emprende actividades para llevar los principios de la revolución a niños y jóvenes y como lo relata la misma Elizabeth:

«Es nuestro deber informar sobre los principios de la revolución,  educar al pueblo, ayudar al necesitado, para eso están los colectivos, pero también estamos dispuestos a defender este proceso revolucionario y bolivariano a como dé lugar, el comandante eterno nos regaló una patria donde los pobres somos gente, nos toman en cuenta y eso no ocurría en los gobiernos adecos y copeyanos, era tan bueno que ahora los pobres le piden, tiene su capilla y él nos sigue escuchando, sigue cumpliendo.» 

El 23 de Enero es ícono de la resistencia popular en Venezuela

Mientras tanto,  las disputas por la administración de símbolos sagrados persiste y lo que era un culto marginal se hace público en el 23 de enero, resistiendo presiones desde las cúpulas eclesiásticas y los propios medios de comunicación social, frente a una veneración popular que les resulta incómoda, cuya trayectoria por la adjudicación de milagros, en especial, asuntos vinculados a la salud, cobra fuerza. Además, comienzan a visualizarse conexiones con otras expresiones devocionales como la reina María Lionza, lo que resulta un reto para los cientistas sociales: adentrarnos en estas cosmovisiones distintas y comprender otras formas de vincularse con lo sagrado fuera del ámbito oficial.

Referencias:

– Calavia, Oscar (2009) O que os santos podem fazer pela antropología?En: Revista Religión y Sociedad. Rio de Janeiro. Número 29. Pág. 198-219.

– Carozzi, María Julia (2003) Carlos Gardel, el patrimonio que sonríe. En: Horizontes Antropológicos. Porto Alegre. Año 9. Número 20. Pág. 59-82.

-Carozzi, María Julia (2004). Rituales en el horario central: sacralizando a Gardel en los homenajes televisivos. En: Ciencias Sociales y religión. Porto Alegre. Año 6, número 6. Pág 11-29.

Ferrandiz, Francisco (2004) Escenarios del cuerpo. Espiritismo y sociedad en Venezuela. Bilbao: Publicaciones Universidad de Deusto.

Martín, Eloisa (2007) Gilda, el ángel de la cumbia. En: Religiao e sociedade. Rio de Janeiro. 27 (2). Pág. 30-54.

– (2007) Aportes al concepto de religiosidad popular : una revisión de la bibliografía argentina. En: Ciencias Sociales y religión en América Latina. Perspectivas en debate. Pág. 61-86.

– Menezes, Renata (2009) San Antonio de Rio de Janerio: dimensiones de la santidad y devoción. En Catolicismo Plural. Dinámicas contemporáneas. Rio de Janeiro: Vozes.

– Taylor, J.M (1981) Evita Perón. Los mitos de una mujer. Buenos Aires. Editorial Belgrano.

– Taussig, Michael (2015) [1997). La magia del Estado. Ciudad de México: Siglo XXI Editores.

 

Share
Luis Alonso Hernández

Luis Alonso Hernández

Periodista y profesor universitario. Estudiante del Doctorado en Antropología Social en la Universidad Nacional de San Martín.
Publicado en Crónicas. Tagged with , , , , .

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *