Figuras religiosas del movimiento conservador por Lucas Baccetto y Antonio Ramos -Laboratorío de Antropología da Religião (UNICAMP)
En esta crónica, se presentan reflexiones libres sobre la mesa 3 del Seminario Reacciones Religiosas al Covid-19 en América Latina, que contó con la participación de Ronaldo Almeida (UNICAMP / Brasil) como moderador, y Fellipe dos Anjos (UNIMESP / Brasil), Paulo Barrera (UNIMESP / Brasil) y Michel Gherman (UFRJ / Brasil) como expositores.
¿Cómo una comunidad social se reconoce y es reconocida en cuanto tal? O, ¿cómo se forma la identidad de un grupo? Aunque el debate es largo, la contribución del antropólogo noruego Fredrik Barth a los estudios étnicos es un punto de partida para reflexionar sobre estas cuestiones. Como el autor argumentó respecto de la identidad étnica, ésta no está dada por un a priori cultural o biológico, siendo más bien el resultado de procesos sociales, en otras palabras, la identidad siempre es formada relacionalmente. Así, es preciso que prestemos atención a cómo los grupos producen sus propias fronteras identitarias, demarcando criterios de reconocimiento en la medida en que intentan diferenciarse de otros que, a su vez, son muchas veces considerados negativamente. En el caso de las alianzas formadas por comunidades de diferentes pertenencias religiosas y distintos países, vemos cómo los alineamientos se generan en torno a posiciones comunes y transversales a temas morales y políticos.
Es a partir de esta cuestión que podemos comprender las contribuciones de los panelistas Felipe dos Anjos, Michel Gherman y Paulo Barrera en el debate sobre las reacciones religiosas al Covid-19. En el caso de dos Anjos, su interés se centró en cómo se ha ido produciendo un alineamiento de discursos y prácticas entre el bolsonarismo y sectores del campo evangélico. Al proponer que entendemos esta confluencia a partir de las formas de gobierno de las poblaciones, el expositor argumenta que el punto común fundamental entre estos campos es la movilización de elementos de una lógica sacrificial. En otras palabras, sería común y estructurante en el discurso bolsonarista y por parte de los evangélicos el argumento de que existe un mal rondando a la sociedad, y que este mal puede ser reconocido en ciertos grupos sociales que contribuyen a la desintegración social a partir de sus conductas y/o discursos: la comunidad LGBTQIA+, el movimiento negro, grupos de izquierda, etc. Ante este diagnóstico, el control de estas poblaciones se daría propiamente por su depuración/sacrificio, de modo que la sociedad pudiera reagruparse en torno a los supuestos verdaderos elementos en común que la unen y que se oponen a la existencia de estos grupos. Esta confluencia sería aún más generalizada en el caso del manejo de la pandemia, ya que la falta de esfuerzos del gobierno federal brasilero para controlarla se ha justificado con la afirmación de que “algunos tendrán que morir”.
A su vez, Michel Gherman se centró en los vínculos establecidos entre los grupos conservadores bolsonaristas, cristianos y judíos, en la formación de una comunidad basada en una alianza moral, personificada en la reivindicación de lo que el expositor acuñó como un “Israel imaginario”. De esta forma, si la lógica del sacrificio no parece estar en funcionamiento aquí, vemos cómo la demarcación de los criterios morales para el reconocimiento también se produce a través de la oposición a ciertos grupos que no encajan en un ideal blanco, armamentista, etc. Siendo esta comunidad formada por una alianza provisional, Gherman vuelve sobre las fisuras que comenzaron a surgir a través de la experiencia de la comunidad judía ultraortodoxa alrededor del mundo, en su fracaso sanitario para lidiar con el avance de los casos de coronavirus. Es a partir de esta experiencia fallida que la alianza brasilera entre grupos religiosos conservadores comienza a romperse, a partir de la negativa de los grupos judíos locales a mantener políticas para abrir los templos religiosos, a pesar de la presión ejercida por grupos cristianos conservadores.
Si bien en el discurso de Gherman comienzan a establecerse conexiones internacionales, es en la exposición de Paulo Barrera donde se aborda la relación que se establece entre los grupos religiosos en América Latina y el trumpismo estadounidense. A partir de su presentación sobre la reacción del campo religioso al Covid-19 en Perú, vemos cómo los evangélicos conservadores adoptan una posición distante frente a otros grupos religiosos. De este modo, mientras el gobierno peruano convocó a una oración virtual junto al Consejo Interreligioso del Perú, con la participación de líderes de diversas religiones (católicos, evangélicos, judíos, mormones, etc.), ciertos sectores evangélicos conservadores continuaron negando la existencia del virus. Según el expositor, la alineación de estos sectores se dio con la autoridad de Trump, en la presidencia de Estados Unidos, contraponiéndose así al posicionamiento de otros grupos evangélicos, que se ubicaron junto al Estado peruano, en lo que Barrera llamó una “laicidad de colaboración”. Así, a pesar de una posición local más alineada, vemos cómo se da una fisura en el campo evangélico peruano a partir de las alianzas transnacionales, similares a las alianzas observadas por dos Anjos y Gherman a nivel nacional brasilero.
Es así como podemos decir que el panel se centró en la constitución de identidades a partir de situaciones de alianzas entre grupos religiosos y fuerzas políticas conservadoras. En los casos brasileros, si por un lado existe una alianza clara entre el gobierno federal y los grupos evangélicos conservadores, por otro, como señaló Ronaldo de Almeida en el debate, esta alineación debe ser considerada en relación al contexto más general del gobierno de Trump en Estados Unidos y de un conservadurismo político renovado. En el horizonte de estos grupos religiosos hay oposición a comportamientos y discursos considerados inapropiados, como en el caso ejemplar del uso de la bandera de Israel en manifestaciones a favor de Bolsonaro. De esta forma, si bien la pandemia del nuevo coronavirus puede producir ciertas rupturas entre los grupos que forman esta comunidad moral conservadora (como en el caso planteado por Gherman), parece que la emergencia sanitaria se da más como una situación de explicitación o radicalización de alianzas. En cierto sentido, vemos el mapa del conservadurismo religioso dibujándose frente a nosotros.
Las presentaciones de la mesa 3 se pueden ver aquí:
Este texto fue publicado originalmente en portugués en el blog del Laboratório de Antropologia da Religião (LAR) de la Unicamp (Brasil)
Traducción de María Pilar García Bossio.
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