Por Steven Ramey (University of Alabama) (publicado originalmente en inglés en Culture on the Edge)
Aunque las discusiones sobre “Religiones Globales” o «Religiones del Mundo» usualmente intentan incentivar el aprecio por la diversidad humana, sus argumentos se han tornado el foco de las críticas de especialistas por el daño que causan. Estas representaciones parecen ofrecer una forma sencilla de describir el mundo (como sugiere el mapa), pero los presupuestos que las sustentan a menudo sirven para promover la dominación europea.
Una presentación animada que ilustra la propagación de las cinco religiones mayoritarias del mundo, publicada recientemente en Business Insider, fue objeto de críticas extendidas.
La conclusión de la animación asigna a casi el mundo entero alguna de esas cinco religiones. Al comparar con algunas de las fuentes citadas -similares al mapa que encabeza esta nota-, en la animación áreas que otros listan como correspondientes a «religiones indígenas», aparecer como áreas asignadas a una de las cinco religiones principales (por ejemplo a todo el territorio de Canadá se le asigna el cristianismo) o pueden quedar en blanco (como es el caso de Siberia).
La selección de cinco religiones expresa otros supuestos, como por ejemplo la exclusión del Sijismo a pesar de que tiene más adherentes que el Judaismo (de acuerdo a las fuentes citadas), la falta de mención del Shinto y otras religiones Japonesas, las religiones chinas y las ya nombradas religiones indígenas. Jonathan Z. Smith en su ensayo “Religión, Religiones, Religioso” ha problematizado de manera interesante la cuestión de qué religiones incluir en la selección de las religiones universales: «Es imposible eludir la conclusión que supone que una «religión mundial» es sencillamente una religión como la nuestra, y que es sobre todo, una tradición que ha alcanzado suficiente poder y dimensión numérica como para entrar en nuestra historia para modelarla, interactuar con ella u obstaculizarla«. (1)
En otras palabras, lo que cuenta para ser una «religión mundial» dice más sobre los intereses y las perspectivas de la gente que hace el listado que con una descripción veraz de una realidad específica.
Me gustaría profundizar sobre estas críticas. ¿Qué elementos en común constituyen la base a partir de la cual reconocemos grupos como parte de una «religión global» o comunidad religiosa específica? ¿Se trata de la auto identificación, de la creencia, de la práctica, del texto sagrado, del nacimiento/origen o de alguna combinación de todos estos elementos? Mientras la animación comienza con el hinduismo en el Valle del Indo hace 4500 años atrás, ¿qué compartía la gente de dicho valle con aquellos que se identifican como Hindúes en la actualidad? ¿Y qué compartían los israelitas con el judaísmo contemporáneo o la crucifixión de Jesús con el cristianismo?
La narrativa que la animación sigue construye los orígenes de cada religión apelando a supuestos, intereses y etiquetas del presente. Una sencilla comprensión de los tiempos de Jesús, sugiere que al momento de su crucifixión sus seguidores no tenían el Nuevo Testamento ni los Evangelios, tampoco tenían los sacramentos o los credos con los que se cuenta hoy en día ni se identificaban como cristianos. Del mismo modo, Abraham y David no se identificaban ni como judíos ni seguían las mismas creencias, prácticas, textos, etc. que los judíos de hoy. Quienes componían himnos védicos en el Valle del Indo, generalmente considerados como los creadores del Hinduismo, no se identificaban como hindúes, no tenían la misma concepción acerca del mundo, los mismos textos ni efectuaban las mismas prácticas que en la actualidad. Si bien podemos trazar conexiones desde nuestro lugar de hoy hacia atrás a estos puntos de origen, el etiquetamiento de figuras/ eventos como puntos clave que marcan el origen de cada una de las religiones poco tiene que ver con los eventos o los personajes originarios. Más bien, tiene efectivamente que ver con el hecho de legitimar la historia de las comunidades en la actualidad.
Estas concepciones de las «religiones globales» y sus orígenes tienen serias implicancias. Además de marginalizar a aquellas comunidades que no llegan a formar parte de la presentación, las narrativas simplistas sobre los orígenes refuerzan a aquellas comunidades (que usualmente ya se encuentran legitimadas en el poder) que usan la narrativa de un origen singular para legitimar su propio sentido de las prácticas aceptables y de las reformas que puedan ser necesarias. Al mismo tiempo, marginalizan aún más a quienes consideran que el desarrollo de la sociedad y de las prácticas es más fluído y complejo y resisten las reformas estrechas basadas en un origen construído. Estas construcciones, por lo tanto, generalmente han formado comunidades (más que describirlas) e incentivado conflictos físicos e ideológicos que se han apoyado sobre estas narrativas y etiquetas para legitimar determinadas posiciones.
Sin embargo, no podemos culpar al creador de la animación ya que formalmente cumplió con su deber al citar una variedad de fuentes académicas. Los investigadores deben realizar sus máximos esfuerzos por incorporar en las representaciones públicas y en los cursos introductorios una seria investigación académica, que incluya reflexiones teóricas complejas. Demasiados cursos y libros sobre «religiones mundiales» reiteran el uso de este tipo de narrativa simplista con carácter de verdad -a pesar de conocer los problemas que conlleva-. Este tipo de presentaciones fomentan su repetición y continúan influenciando las complejas negociaciones y disputas existentes en la actualidad.
(1) Nota de los traductores: La cita sigue así: «Reconocemos tanto la unidad interna como la diversidad entre las «religiones globales» porque se corresponden con entidades geopolíticas importantes con las cuales debemos establecer relaciones. Por el contrario, todos los «primitivos» pueden agruparse dentro de una misma unidad -de la misma manera que las «religiones menores»- porque no se enfrentan a (o con) nuestra historia de ninguna manera directa. Desde el punto de vista del poder, son invisibles«.
Traducción: María Agustina Battaglia/AF
Sintetizo lo que he comprendido:
¿Qué elementos en común constituyen la base a partir de la cual reconocemos grupos como parte de una “religión global” o comunidad religiosa específica? ¿Se trata de tradición, de la auto identificación, de la creencia, de la práctica, de la narración del “texto sagrado”, del nacimiento/origen o de alguna combinación de todos estos elementos?… ¿Qué compartía la gente del valle del Indo, 4500 años antes, que componía los himnos védicos, con los Hindúes en la actualidad? ¿Y qué compartían los israelitas con el judaísmo contemporáneo o la crucifixión de Jesús con el cristianismo?
Del Cristo legendario, de los relatos teológicos literarios, ideológicos, dogmáticos, poéticos, míticos, de reelaboraciones, retomas, relecturas, especulaciones debatibles, profeta según el Corán.
Cuando se crucificó, en el Nuevo Testamento no existía, ni los credos y dogmas
¿Geopolíticas diferentes?