Travesía crística: Una fisicoculturista cruzada contra la trata

Cecilia Montenegro durante la travesíaConozco desde hace algunos años a Cecilia Montenegro y Carlos Castro. Casados entre sí, manejan un espartano gimnasio en La Plata -ciudad que al modo de Bahía Blanca en referencia al básquetbol, es la capital del fisicoculturismo nacional-. Así que teniendo en cuenta sus notables carreras como atletas y entrenadores, resultó lógico acercarme a ellos para que me ayudasen en mi preparación cuando, ya en mis cuarentas, decidí encarar una etapa competitiva en este deporte que practico desde siempre.
En 2012 Cecilia y Carlos pusieron en marcha la federación NOCAR, Nuevo Orden del Culturismo Argentino. Esta entidad con nuevos torneos, reglamentos y alcance internacional, trajo un aire cismático al ya dividido mundillo de este deporte; bueno, sépase que en los deportes pequeños hay más conflictos que en los partidos de izquierda. Pero el motor que tuvieron para hacerlo fue sobre todo la indignación ante los fallos injustos que padecen en la federación en la que competían anteriormente -la más convocante por entonces-, aquellos que no aceptan participar en sesiones de fotografía, videos eróticos y actividades afines sugeridas por sus dirigentes. (¡César Aira, con este material podrías reescribir La guerra de los gimnasios!)
A la par de crear NOCAR, Cecilia y Carlos desarrollaron también acciones legales buscando probar las presiones experimentadas por ellos mismos y por sus atletas. Naturalmente, los de la agrupación rival fueron respondiendo a las presentaciones y el conflicto creció. Y aunque acompañada por su marido, particularmente Cecilia se involucró cada vez más en esta lucha, que fue tiñendo de un creciente matiz espiritual. Ya desde su comienzo fue claro que su lectura sobre el tema está muy inspirada en sentimientos religiosos. Ella tiene la certeza de estar del lado del bien, de actuar correctamente y de que lo que hace es importante y necesario.
Luego, la llegada del Papa Francisco al trono romano fue decisiva. Sin ser una católica ortodoxa, detonó en Cecilia un salto en su fe. Mediante videos publicados en YouTube y posteos en las redes sociales, hizo muy clara la inspiración que recibe de él. Las invocaciones a Cristo, el tono exaltado y la indignación moral crecieron en ella.
Difusión de la travesíaY quizá siempre existió en potencia, pero a partir de entonces Cecilia  desarrolló una combativa vocación de servicio que supera largamente el objetivo original. Comenzó a reunirse con integrantes de ONGs como La Alameda, que hace foco en la trata de personas. Y esa pasó a ser su nueva lucha, una abarcativa de la más pequeña que la impulsó, y por la que no duda en quemar cada nave. Es su momento y todo está en juego.


«El camino de los impíos es como la oscuridad y no saben con qué tropiezan»
, dice la cita de los bíblicos Proverbios que Cecilia internalizó los días anteriores al sábado 1º de junio de 2013, día en que a las 14.10 hs. arrancó lo que ella llamó Travesía Solidaria. Se trató de una peregrinación que partió de la estatua a la Virgen instalada en el cruce de 60 y 31 en La Plata. La protagonista excluyente fue ella misma, que marchó vistiendo una túnica franciscana (en homenaje al actual Papa), sandalias y corona de espinas, mientras cargaba una sólida cruz de madera -de unos 15 kg aproximadamente- al hombro durante 25 km. Lo hizo junto a Carlos y algunos de los atletas del gimnasio que se fueron acercando para acompañarla aunque más no fuera por tramos. Junto a ellos, una camioneta dio apoyo logístico y detuvo el tráfico en las bocacalles para que Cecilia cruzase sin peligro.
La corona la confeccionó con ramas de aquella planta, Euphorbia Milii, que justamente se conoce como Corona de Cristo. Chequeado: a modo de corona, es dolorosísima. Y ella, para asegurarse de mortificar su carne generosamente, usó tres vueltas de las ramas. Algo adecuado a la  mujer fuertísima que es.
Por todo lo que imaginé cuando días antes me contó lo que iba a hacer, lo que más me sorprendió fue la velocidad de su marcha: a paso de ejercicio aeróbico casi todo el tiempo. Apenas bebió una Gatorade y no paró más que para quitarse las sandalias que, ya a la mitad del trayecto, resultaron demasiado lacerantes. Así que continuó el trayecto descalza. Luego sus pies reflejarían serias consecuencias.
Pasó un canal de tv local que la entrevistó. Y Cecilia nunca perdió la energía para hablar con la gente que se interesó en saber de qué se trataba. Marchando a lo largo de la 31 se cruzó con muchos grupos de chicos jugando al fútbol, entre otros. A todos les contó con vehemencia su preocupación por la trata, la violencia de género, el empresariado de la pornografía y la prostitución: sus desvelos. En muchos casos fue alentada, otros se desconcertaron demasiado, varios pensaron que era una filmación o una representación de algún tipo.
Y de hecho, el suceso se inscribe en lo que llamaríamos performance, campo amplio que designa acciones artístico – teatrales en las que se interactúa con otros. En este caso, tendríamos que hablar de una performance ético – religiosa.

Capítulo Pasión de Mel Gibson: el cuello ortopédico que usó como protección, siguiendo recomendación médica ya que padece una hernia, se impregnó a la par del vestido con la sangre que manó desde la cabeza. Con las horas fue cambiando su coloración, del rojo a un lacre y variaciones del morado. Aunque las heridas secas se iban a reabrir al arrancarse las espinas ya incrustadas…
Cierto es que nunca aflojó; bromeó y hasta pudo reírse de sí misma. Surgió la determinación que viene del estoicismo forjado por un deporte así: extremo, sacrificado y en el que no se vacila en transformar al cuerpo convertido en instrumento de un propósito. Algo más patente aun en el caso del fisicoculturismo femenino, que conlleva manipulaciones hormonales complejas.
A las 19.45, ya noche cerrada desde hacía tiempo, Cecilia retornó al punto de salida. Y, soy testigo, nunca fue contando las cuadras; la llegada la sorprendió. Se arrodilló frente a la Virgen… resultaba difícil para quienes la rodearon exteriorizar los sentimientos, quizá en cierto modo encontrados. Se puede pensar que muy pocos fueron testigos de su Travesía. En cierto modo todos nuestros actos –incluido este- son ínfimos chispazos, salva disparada a un

Cecilia Montenegro

infinito indiferente. Aun uno que implica que alguien asuma con convicción una forma de sacrificio propio. La Tierra no se detiene ni para parpadear, como ya comprobaron aquellos que tiempo atrás se pusieron de acuerdo para saltar todos a la vez buscando modificar su eje. Las que permanecerán son las imágenes, fotográficas o las que quedaron en las retinas de quienes la vieron pasar, de una mujer lanzada en procura de un destino mientras habita un cuerpo de guerrera.

Para ver registros de la Travesía

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Juan Batalla

Juan Batalla

Juan Batalla es artista visual, curador y escribe. En sus distintos roles pone reiteradamente foco en la relación entre arte contemporáneo y religiosidad popular. Codirige junto a Dany Barreto la Editorial Arte Brujo (Salvavidas 2003, San la Muerte, una voz extraña 2005, Dueños de la encrucijada 2008). Dirige y escribe en la revista de arte contemporáneo Sauna. Blog: juanbatalla.blogspot.com.ar
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